Zanchetta está imputado como autor del delito de abuso sexual simple continuado, agravado por ser cometido por un ministro de culto religioso reconocido en perjuicio de G.F.L.G. y M.C.
La primera audiencia del juicio contra el exobispo de Orán Gustavo Zanchetta, imputado por abuso sexual simple, tuvo como primeros testigos a los propios protagonistas: los exseminaristas denunciantes y al religioso. El acusado negó los hechos y las víctimas describieron cómo ocurrieron los abusos. Las audiencias continuarán hoy y durarán hasta el viernes, cuando está previsto que se dicte la sentencia en los tribunales oranenses.
Zanchetta está imputado como autor del delito de abuso sexual simple continuado, agravado por ser cometido por un ministro de culto religioso reconocido en perjuicio de G.F.L.G. y M.C.
Los dos exseminaristas denunciantes testificaron sin la presencia del religioso ni sus defensores, a pedido de la fiscal.
Uno de los dos jóvenes aseguró que sufrió diferentes situaciones de connotación sexual no solo en el ámbito privado, sino también «en público». Los hechos habrían sucedido en la casa parroquial San Antonio, en el edificio del Seminario Juan XXIII y en la casa del ex obispo.
El otro denunciante le contó al Tribunal que recibió «propuestas amorosas» de parte de Zanchetta, que además le pedía «masajes». Paralelamente testificó haber sido abusado por el sacerdote en el 2017, en el Seminario Juan XXIII, y en un domicilio particular del pueblo de Los Toldos.
Estaba previsto que para la jornada testifiquen otros importantes protagonistas: los sacerdotes que denunciaron a su superior y administrativos del obispado, entre ellos quien descubrió fotos sexuales en el teléfono de Zanchetta.
«Venganza»
El inédito juicio a nivel nacional a un obispo por abuso sexual se realiza a puertas cerradas, sin prensa, por decisión de la Sala II del Tribunal de Juicio de Orán, que integran los magistrados María Laura Toledo Zamora, Raúl Fernando López, y Héctor Fabián Fayos.
La fiscal Soledad Filtrín solicitó entre 3 a 10 años de prisión, mientras que por su lado la defensa plantea la absolución total de los cargos que se le endilgan al religioso.
Así lo reafirmó Zanchetta en su declaración, en la que rechazó las acusaciones y aseguró haber tenido una «sana y buena relación» con los seminaristas.
En cuanto al motivo de las acusaciones, el religioso aseguró que hay «otra connotación». En relación a la denuncia de cinco sacerdotes de su diócesis, manifestó que le dijeron que «se trataba de una venganza».
El religioso también aseguró que uno de los denunciantes le contó que había sido abusado de niño por un tío. Además, indicó que visitaba la casa de los seminaristas a pedido de sus propias familias.
En el juicio que comenzó ayer interviene la Unidad Fiscal creada específicamente para este caso, conformada por Pablo Rivero y Soledad Filtrín Cuezzo. La defensa está a cargo del defensor oficial Enzo Giannotti.
En el inicio de la primera jornada se leyó el requerimiento de elevación a juicio de la causa, luego de lo cual prestó declaración el imputado.
Zanchetta, además de plantear su inocencia, explicó su rol como obispo de la Diócesis. Dijo que solía mantener charlas con los seminaristas porque, por sus funciones, debía conocer a los jóvenes, sobre todo para saber si iban a cumplir su papel como sacerdotes.
El acusado aseguró que «nunca hubo alguna connotación sexual». Contó que siendo obispo visitó algunos domicilios a los que fue invitado por los familiares de los seminaristas, y ellos le confiaban sus problemas familiares o historias de vida.
Fue así que se enteró de que G.G. había sido abusado cuando era niño por un tío, y dijo que este tema lo trató con el seminarista. Al finalizar la declaración del imputado, el Tribunal ordenó el desalojo de la Sala para la declaración de los denunciantes, sin la presencia de Zanchetta.