Agustín Balmaceda, fue condenado a 17 años de prisión efectiva por los delitos de rapto agravado en concurso real con abuso sexual agravado.
Los tres jóvenes acusados del abuso sexual de una joven en un descampado en barrio Santa Ana conocieron el fallo de la Justicia esta tarde.
Uno de ellos, Agustín Balmaceda, fue condenado a 17 años de prisión efectiva por los delitos de rapto agravado en concurso real con abuso sexual agravado, por la participación de dos o más personas y agravado por la participación de un menor. Se dispuso además que se le extraiga material genético por parte del Servicio de Biología Molecular del Departamento Técnico del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), previa asignación del Dato único de Identificación Genética (DUIG), para su incorporación en el Banco de Datos Genéticos.
El Tribunal, a cargo de la jueza Mónica Faber (presidenta), Gabriela Romero Nayar y Marcelo Rubio (vocales), también encontró responsable al menor identificado como M. S. M. al momento de los hechos como coautor de rapto y abuso sexual con acceso carnal agravado.
Además, el tercer implicado en la causa, Raúl Molina, fue sobreseído por el beneficio de la duda y los jueces ordenaron su inmediata liberación.
En el mismo fallo, se hizo lugar a la demanda civil presentada por la querella respecto del mayor condenado y del declarado penalmente responsable.
El hecho por el cual fueron juzgados los tres imputados ocurrió el 23 de abril de 2018.
La víctima, una joven de 18 años, refirió que esa noche concurrió con una amiga a una fiesta que se realizaba en la casa de un conocido, en barrio Intersindical.
Se retiró del lugar porque estaba aburrida y le pidió a su amiga que la acompañara. Ella accedió.
Agustín Balmaceda y un joven llamado Facundo las acompañaron hasta la parada del trasbordo del colectivo, cerca del puente del barrio Intersindical.
En el trayecto, Facundo le solicitó a su amiga que lo acompañara unas cuadras más al fondo. Ella se quedó sola con Balmaceda, con lo cual el imputado y ahora condenado a 17 años de prisión, la sujetó del cuello con ambas manos, impidiéndole que gritara y cortándole la respiración.
En ese momento se acercó un automóvil oscuro y la obligaron a subir. La damnificada alcanzó a advertir que en su interior se encontraba M. S. M., en el asiento del acompañante.
Posteriormente se desmayó y cuando se despertó se encontraba en un descampado situado entre los barrios El Bosque y Santa Ana, con el pantalón y la bombacha a la altura de la rodilla.