Un día antes del despiadado doble crimen, la mujer de 25 años había llamado al 911 para alertar sobre la violencia ejercida por su pareja, Rodrigo Morales, el femicida que después del doble crimen apareció sin vida.
Algunas horas después del horror desatado el fin de semana en el barrio Ara San Juan, zona este de la capital salteña, uno de los encargados de prensa de la Policía de Salta, Gustavo Gerardi, confirmó que un día antes del despiadado doble crimen, la mujer de 25 años había llamado al 911 para alertar sobre la violencia ejercida por su pareja, Rodrigo Morales, el femicida que después del doble crimen apareció sin vida.
El sábado, cerca de las 15, una persona llamó al 911 y contó sobre un violento episodio en una vivienda. Policías que se trasladaron hasta el mencionado barrio encontraron sin vida a Juan Carlos Guantay, de 62 años y padre de Ayelén Guantay (25), madre de un niño de 2 años, quien también fue asesinada.
El viernes, y según expresó a los medios el director de Prensa de la Policía, se registró un llamado al 911 por parte de la mujer quien alertó sobre la violencia impuesta por su pareja. Una comisión de efectivos se trasladaron hasta el lugar, pero el agresor no se encontraba.
En ese momento la víctima no quiso radicar la denuncia, con lo cual hasta ahí llegó el servicio de los uniformados. Al día siguiente, el asesino regresó y terminó con la vida de Ayelén y la de su padre.
¿Podrían haber salvado al padre y su hija? Ante el alerta por violencia de género ¿por qué alguien no decidió dejar una consigna policial en el domicilio de los damnificados? Preguntas que por el momento no tienen respuestas, interrogantes que quizás no lleguen al puerto deseado y todo quede en una nebulosa.
El caso, cruento triste y sumamente indignante, hace recordar lo ocurrido en 2020 con la docente de grado Rosa del Milagro Sulca, la mujer que mientras era abordada por los delincuentes que le arrebataron la vida logró comunicarse con el 911 clamando auxilio. «Por favor, ayuda 911 me están matando», llegó a decir desde el interior de su casa en Villa Mitre. Una comisión de efectivos llegó hasta el lugar, pero como no observó nada raro, se volvieron.
«Visitame todos los días»
Se escuchan gritos desgarradores, llantos y el ambiente es de mucha tristeza, dolor y bronca en una casa del barrio San Rafael. Allí, familiares, amigos y conocidos lloran la partida de Ayelén y Juan Carlos Guantay, padre e hija, asesinados el fin de semana por la pareja de ella, Rodrigo Morales, quien se habría quitado la vida tras cometer el sangriento crimen.
Conmocionada, la madre de Ayelén Guantay, grita sin consuelo: «Visitame todos los días, hija». Sus lágrimas y sus dichos lo dicen todo. Le arrebataron a su hija de la manera más atroz.
Ayer, tras el velorio, cerca del mediodía, retiraron los ataúdes de la vivienda y los cargaron hasta el puente en el ingreso al barrio entre llantos y aplausos. Después, levantaron los féretros y los trasladaron hasta el cementerio de Atocha, donde también enterrarán al asesino, según un familiar.