La problemática del sector en Argentina está luchando por mantenerse en pie en medio de la pandemia, y se espera que las pérdidas afecten entre 1 y 4 % del producto bruto del país.
Desde hoteles y restaurantes, hasta agencias de viajes y guías turísticos, todo el sector está tratando de hacer frente a la nueva realidad. Líderes y cámaras de la industria exigen ayuda urgente a los gobiernos nacionales y provinciales para que las empresas sobrevivan a la pandemia. La historia es similar en todo el mundo.
El sector turístico representa actualmente alrededor del 10 por ciento del PIB y el empleo en Argentina. La industria representa US $ 5.4 mil millones por año en exportaciones, genera 165 mil millones de pesos (alrededor de US $ 2.3 mil millones al tipo de cambio oficial) en el mercado interno y emplea a 1.1 millones de personas, según el Ministerio de Turismo. Pero eso fue todo antes de que comenzara la propagación del COVID-19.
Algunos detalles
Desde finales de marzo, el turismo ha sido esencialmente una actividad inexistente en Argentina. A través de las restricciones introducidas para manejar la propagación de la pandemia, se cerraron todas las fronteras del país, se prohibió la movilidad interprovincial y los vuelos nacionales e internacionales se limitaron solo a fines de repatriación.
Sin embargo, hoy, la escena no es la misma en todo el país. A algunas provincias que no registraron casos nuevos o muy pocos de Covid-19 se les permitió reiniciar actividades turísticas limitadas para los residentes locales. Aún así, está lejos de ser un escenario ideal. La mayoría de las empresas están operando a una capacidad muy baja, con un número reducido de clientes. La demanda aún no existe, tanto a nivel local como internacional.
La actividad en Argentina comienza a reiniciarse lentamente en lugares tales como Salta, Mendoza y Tierra del Fuego que aun pueden mantener el turismo interno debido a que no ha empeorado la situación sanitaria.
Futuro Incierto
Las predicciones a largo plazo son muy difíciles en este momento para casi cualquier sector, pero especialmente en el turismo. Lo que está claro es que cuando los viajeros regresen, nada será igual: el distanciamiento social obligatorio, el contacto personal reducido y una mayor higiene y saneamiento serán solo algunas de las medidas de la nueva normalidad que enfrentan los viajeros.
El colapso global del turismo ha destruido innumerables empresas y millones de personas perdieron sus empleos. Sin embargo, en este tiempo incierto y caótico, es esencial planificar estrategias que revivan el turismo y las economías regionales a corto y mediano plazo.