Se registraron importantes tormentas en Santo Tomé, Perugorría, Tabay, Empedrado, Villa Olivari, Paso de los Libres, Mercedes e Ituzaingó, donde trabajaban decenas de brigadistas. En otras localidades aún no cayó tanta agua como se necesita
Brigadistas de distintos puntos del país abandonaron los focos de incendio de los alrededores de la zona de Santo Tomé, en Corrientes, debido a la llegada de un frente de tormenta eléctrica. El temor a la caída de rayos y que no lloviera, lo que incrementaría las llamas, se disipó después de las 17 de este jueves, cuando finalmente se largó un diluvio, la ayuda del cielo tan esperada.
El pronóstico meteorológico anticipaba tormentas aisladas, pero cuando llegaron no fueron aisladas. Justo cuando habían nacido nuevos focos en los campos circundantes de la ciudad de Santo Tomé, en San Benito y en las estancias Casualidad y Pirizal, a unos 45 kilómetros del casco urbano camino a la Colonia Carlos Pellegrini, en los esteros del Iberá, donde también llovió aunque bastante menos.
Los brigadistas festejaban en la base de operaciones de Santo Tomé, empapados y felices por la mano que necesitaban y les tendió el clima, después de días y días de combate contra un incendio que se estaba devorando los campos de la zona.
La lluvia cayó en el momento más crítico del incendio en San Benito. Las llamas se veían a kilómetros. La columna de humo negro (signo de que se está quemando mucha vegetación y verde, como las copas de los árboles) tapó el cielo nublado hasta que esa oscuridad se empezó a mezclar con las nubes oscuras y las decenas de rayos que caían sin parar por la zona.
Eso fue lo que determinó a eso de las 17 acuerdar entre todos los brigadistas de salir de la zona, lloviese o no. El peligro de la tormenta eléctrica podía complicar todavía más las cosas.
Fuentes del Servicio Federal del Manejo del Fuego confirmaron que, hastalas 18.50 ya habían caído 44,60 milímetros en la zona de Santo Tomé, en un día con casi 42 grados de temperatura máxima. Lo que llovió solamente esta tarde es la mitad de todo lo que llovió en lo que va del año en esta zona.
“El problema es que en el resto de las estaciones está tirando menos de 10 milímetros, sobre todo la zona centro donde están los focos del Iberá. Aunque la masa de nubes sigue estando y tenemos la posibilidad de que siga descargando algo, ojalá se dé”, fue el comentario de Jorge Heider, director de Planificación y Prevención del Servicio, que depende del Ministerio de Ambiente nacional.
Los expertos estiman que sería suficiente con que caigan 50 o 60 milímetros en las próximas horas para poder garantizar que los focos se apaguen. Deseando “ que no sean tan de golpe para que la humedad penetre bien en el mantillo que se genera, un material muerto acumulado, con eso cambiaría la historia bastante”, detalló el funcionario.