Enrique Derlindati, un doctor en ciencias biológicas especializado en conservación de la biovidersidad, anticipó que «más allá de la superficie afectada, que es importante, el impacto del siniestro se hará sentir en los servicios que provee una área boscosa como la del cerro 20 de Febrero».
El incendio que al cierre de esta edición aún tenía algunos focos activos en el cerro 20 de Febrero arrasó desde el pasado fin de semana cerca de 200 hectáreas, según las últimas estimaciones reportadas. Ayer tarde, con la respuesta de los organismos competentes todavía centrada en la mitigación de daños, voces entendidas anticiparon un escenario al que habrá que prestar mucha atención una vez superada la emergencia.
Enrique Derlindati, un doctor en ciencias biológicas especializado en conservación de la biovidersidad, anticipó que «más allá de la superficie afectada, que es importante, el impacto del siniestro se hará sentir en los servicios que provee una área boscosa como la del cerro 20 de Febrero«.
Entre esos servicios ambientales, el investigador y docente de Biología de la Conservación de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNSa mencionó el de control y regulación de lo que suele denominarse como microclima. «Son condiciones climáticas próximas y asociadas al área afectada», explicó Derlindati, antes de afirmar que «lo primero que notarán los vecinos que viven alrededor del cerro 20 de Febrero será una mayor temperatura. El biólogo hizo notar que dicha variación, a largo plazo, «tendrá una implicancia y costo energético por mayor consumo eléctrico».
Derlindati advirtió que el daño causado por el fuego en la estribación lindera del San Bernardo también impactaría en la regulación del agua de lluvia. «Habrá que estar atentos a la primera lluvia para ver cómo baja el suelo de los faldeos del cerro 20 de Febrero», alertó, tras considerar que por la «enorme pérdida» de cobertura habrá «menos retención de agua y un aumento de volumen y velocidad en los escurrimientos».
El investigador de la UNSa no descartó que con la llegada de las precipitaciones se presenten «problemas de anegamientos y depósitos de sedimentos en los caminos, calles y casas» de barrios aledaños. «Hoy (por ayer) vi que quedó bastante desnudo el cerro», subrayó Derlindati, tras sumar al análisis los impactos biológicos relacionados con la pérdida de especies de fauna y flora».
«En las últimas semanas fue noticia la aparición de tucanes y pavas del monte en la zona», recordó el biólogo de la UNSa, tras adelantar que por la afectación del área boscosa «habrá una lamentable merma de observaciones de esas y otras especies». Derlindati dijo que lo más aconsejable sería hacer «una restauración, que no es solo forestación, sino un trabajo más complejo, porque lo que necesitaremos recuperar es la funcionalidad del sistema, y eso no se consigue plantando arboles solamente. La medida requeriría de apoyos de profesionales competentes y una partida presupuestaria», acotó.