La joven de 28 años, fue embestida por un vehículo en la autopista 50, que une las ciudades norteñas de Pichanal y Orán.
Mañana se cumplirá una semana desde que Virginia Peronja, una joven de 28 años, fue embestida por un vehículo en la autopista 50, que une las ciudades norteñas de Pichanal y Orán. El vehículo que chocó a la víctima era conducido por un hombre de 27 años quien iba acompañado por un amigo, ambos estaban borrachos. Lía, madre de la malograda joven, no tiene dudas de que su hija fue embestida por un par de «chacales» que salieron a matar. «Desde el primero momento que te subís a un vehículo alcoholizado ya sos culpable», expresó.
Sumida en un dolor que solo una madre o un padre puede sentir frente a la pérdida de un hija/o, espera que la Justicia actúe con todo el peso de la ley contra quienes arrebataron la vida de su hija. Al igual que su esposo, Ariel Peronja, no tiene dudas de que se trató de un hecho intencional y que Virginia sufrió una «persecución por parte de dos asesinos que estaban con el vehículo estacionado, tomando alcohol y esperando que alguien pasara». El padre de la víctima fue más allá: «No fue un accidente, fue un femicidio», dijo.
«Yo fui a ver el lugar y eso fue una cacería, es escalofriante», apuntó Lía en alusión a una presunta persecución que habría sufrido la joven maratonista. La mujer indicó que hay una huella bien marcada que expuso cómo el Fiat Mobi color rojo recorre unos 50 metros y se cruza de carril. Para la mujer lo que hay que dilucidar es si lo ocurrido fue directamente contra su hija o fue al azar, «como le tocó a Virginia podría haberle pasado a cualquier otra mujer. Está más que claro que fue un chacal, un asesino quien embistió a mi hija».
Después del festejo
El sábado, día previo al horror, Virginia había festejado el cumpleaños de su madre. «Ella se sentía muy bien, con mucha energía y me había pedido que le guardara torta para compartir con sus amigas de estudio», contó. La joven víctima además de ser maratonista -en marzo compitió en el Maratón de la Mujer en Jujuy-, era docente y seguía estudiando en la universidad.
La mujer contó que el domingo a la mañana su hija salió cerca de las 9.15, «tomó el camino de la autopista, porque hay que diferenciar no es una ruta, y fue sola. Si bien por lo general entre las atletas se acompañan ese día sus amigas tenían que hacer algunas actividades y Virginia también, pero por la tarde y no quería perder lo que ellos llaman «la rutina'». Virginia se estaba preparando para una competencia en agosto, esa mañana salió en su bici, que dejó en la guardería del hospital zonal.
A pesar de estar nublado y tratarse de una jornada gris, al ver que no llovía, Virginia no quiso dejar de lado su entrenamiento, iba a correr los 3 kilómetros, y salió sin imaginar que dos irresponsables sujetos acabarían con su vida.
«Son unos asesinos»
«Después de que se fue en su bici, me llamaron desde el celular de mi hija para decirme que ella estaba en el hospital. Cuando llegué observé que limpiaban una ambulancia llena de sangre, no sabían decirme qué había pasado. A mi hija ya la estaban asistiendo. A un costado dos tipos hablaban incoherencias. Todo fue vertiginoso», sostuvo Lía.
Todavía en shock y sin consuelo, Lía recuerda que lo único que quería «era que atendieran a mi hija» y entre los destellos recuerda que «uno de los tipos estaba tirado en una camilla, tenían los ojos rojo y recuerdo que pasado algunos minutos les dije que eran unos asesinos».
En medio de los intentos por salvar la vida de la joven atleta, los profesionales de la Salud la derivaron de urgencia a terapia intensiva donde «no llegó con vida». Casi automáticamente la esperanza se convirtió en dolor, un sufrimiento que «mantuvo a Orán durante varios días de luto», contó la mujer.
El conductor del Fiat Mobi fue detenido, esa mañana el test de alcoholemia le dio positivo con 1,27 gr de alcohol en sangre. «A mí nadie me devolverá a mi hija, pero necesito que se haga justicia», clamó Lía.