Los captores intentaron recuperar el dinero perdido tras una compra fallida de marihuana.
Un solo secuestro extorsivo se registró el pasado mes de abril en todo el país y fue un inédito caso en la provincia de Salta, en donde un joven fue retenido por un grupo de amigos que lo responsabilizaron por la estafa que sufrieron cuando en plena cuarentena por el coronavirus compraron por 12.000 pesos un kilo de pasto seco en vez de marihuana, informó hoy el Ministerio Público Fiscal.
Según el informe mensual de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivo (Ufese), este fue el único secuestro extorsivo ocurrido no solo en el mes de abril, sino también desde que el 20 de marzo se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio.
«Tal como sucedió con otros delitos, la cuarentena hizo que prácticamente desaparecieran los secuestros extorsivos. Tenemos cero caso tanto en la Capital Federal como en la provincia de Buenos Aires», dijo a Télam una fuente judicial.
La Ufese ya había informado el mes pasado que los únicos tres secuestros extorsivos ocurridos en el país durante marzo se habían registrado los días 4, 9 y 15 en el conurbano bonaerense y que de allí en adelante -el 20 de marzo entró en vigencia el decreto 297-, no hubo más casos.
De acuerdo con las estadísticas de la Ufese -que recopila la información de todas las fiscalías federales que intervienen en estos hechos-, en todo 2015 hubo 294 secuestros; en 2016, fueron 227; en 2017, 185; en 2018, 111; en 2019, 44 y en estos primeros cuatro meses de 2020 solo se reportaron 17.
Sobre el único caso de abril, la fiscalía revela que la víctima es un hombre, que estuvo retenido durante más de tres horas y que hubo un pago.
También indica el reporte que en el hecho actuaron tres o más secuestradores y que la distancia entre el sitio de interceptación de la víctima y el lugar de la liberación fue menor a 10 kilómetros.
Según publicó el sitio Fiscales.gob.ar, el caso puntual ocurrió el 15 de abril, cuando el joven salió de la casa de su madre, en la zona oeste de la ciudad de Salta, para dirigirse a la vivienda de un amigo, en intersección de Ameghino y Vicente López, donde había otros jóvenes, con quienes acordaron hacer una «vaquita» para adquirir un kilo de marihuana.
El joven ofició de intermediario para contactarse a través de la app de mensajes Telegram con dos chicas y un muchacho del barrio Castañares, en el norte de la capital salteña, que le iban a conseguir un vendedor.
El intercambio se hizo en el cruce de las calles Almirante Brown y España, frente a las oficinas del Registro Civil de la capital salteña.
El joven entregó los 12.000 pesos a cambio de un paquete que en vez de tener un kilo de marihuana, contenía un ladrillo de pasto viejo, seco y prensado.
Tras culminar la compra, el grupo regresó a la casa de Ameghino y Vicente López, donde descubrieron el engaño y los jóvenes que habían aportado dinero para la compra decidieron secuestrar al intermediario alrededor de las 20 de ese día.
Los secuestradores llamaron a la madre de ese muchacho, le hicieron escuchar cómo lloraba su hijo y le pidieron como rescate recuperar los 12.000 pesos de la «vaquita» con la que habían comprado pasto.
La madre denunció el caso, en el que comenzó a intervenir el fiscal federal de Salta, Eduardo Villalba, y Gendarmería Nacional.
El joven secuestrado fue liberado antes del pago en inmediaciones de la calle 92 y el pasaje Matorras Cornejo, en el barrio Castañares, donde los captores, al ver pasar un patrullero, decidieron dejarlo ir.
Pero las extorsiones continuaron con el objetivo de intentar recuperar la plata y por ello ya en horas de la mañana del día siguiente del secuestro, se acordó realizar un pago en una plaza del mismo barrio Castañares, donde personal de Gendarmería detuvo a los dos jóvenes que recolectaron el dinero.
Fuentes de la Ufese que colabora en la causa junto al fiscal Villalba, indicaron a Télam que días más tarde se hicieron más allanamientos y se logró detener a otros dos hombres, por lo que son cuatro los imputados en el expediente.
Entre fuleros, gato por liebre
Según fuentes consultadas por El Tribuno, la Justicia federal investigó la organización narco vínculada al narcomenudeo, y trató de establecer si la exigencia de dinero a cambio de la libertad de una persona fue circunstancial o se trata de un modus operandi de la organización.
Se sabe que tras salir de su casa con destino a la de un amigo, donde había otros jóvenes más, con quienes habían arreglado comprar droga, el joven (luego víctima) se ofreció como intermediario, señalando que se había contactado con otro sujeto que a su vez conocía a un vendedor. La comercialización del estupefaciente se ejecutó y el grupo de cinco personas, entre ellos dos mujeres se dividió en dos vehículos, un Peugeot 206 y un Ford.
Luego de contactar con el vendedor regresaron a la vivienda de uno de los jóvenes, próxima a calle Ameghino y Vicente López. Una de las versiones indica que cuando abrieron el paquete se dieron con la sorpresa de que se trataba de un ladrillo de pasto prensado. Sin embargo, otra versión también oficial señaló que habían ido a buscar cocaína pero les vendieron marihuana.
Fuente: El Tribuno