Desde el sector aseguran que el consumo de pan no bajará porque sigue siendo el alimento más barato.
Los comerciantes panaderos de la ciudad de Salta aseguran que históricamente hubo dos subas importantes por año en el precio de sus productos. Es decir que los aumentos de pan se daban a comienzos de año y luego cuando comenzaba el frío, entre fines de mayo y comienzos de julio. Pero sucede que en lo que va de este 2022 ya se registraron dos aumentos y todos calculan que se registrarán más incrementos si la situación sigue así.
Ese pronóstico indefectible se enmarca en un contexto de incertidumbre monetaria, la salida del secretario de Comercio Interior (Roberto Feletti), una guerra en otra parte del mundo y aumento de tarifas, combustibles y materias primas.
«El problema más grave es que no tenemos precios de referencia de nada. Por ejemplo, la manteca pasó de 480 pesos el kilo a 800 en sólo dos semanas», dijo Dardo, de Las Cuartetas, la tradicional panadería de calle Zuviría. «Todos los días suben todos los precios y el quizás es uno de los más estables. Suben los combustibles, los salarios, las tarifas, los insumos y entonces es muy difícil establecer una estrategia a fin de año. No podemos saber qué es lo que sucederá el próximo mes. Decían que iba a bajar la harina y nunca bajó; ahora está subiendo», dijo el comerciante.
Hace referencia al fideicomiso del trigo, una iniciativa del Gobierno nacional que fue impulsada por el exsecretario de Comercio Interior de la Nación, Roberto Feletti, que tiene como propósito subsidiar la harina para evitar que el alto precio internacional del cereal impacte en el valor del pan y el resto de los productos farináceos. Feletti renunció y ante esa incertidumbre los molineros (por las dudas) comenzaron a subir los precios.
Las Cuartetas hace especialidades por lo que los precios se fueron muy altos. Hoy una docena de facturas sale 800 pesos y el kilo de masas llegó a los 2500 pesos. Pero el consumo no baja. «En ese contexto en donde todo sube todos los días, el precio de las panaderías es lo más estable y lo más barato. Por eso es que los salteños siguen comprando pan», aseguró Dardo.
«El pan es lo más barato y es por eso que vamos a seguir vendiendo igual», dijo en el mismo sentido Brisa, trabajadora de la panadería de la calle Honorato Pistoía esquina Alberto Einstein, de barrio Parque Belgrano. Siendo un comercio chico, típico de barrio, con mucha clientela universitaria, los precios son muchos más bajos. Las facturas cuestan 40 pesos cada una, la tira de pan están a $40 y un pan de campo cuesta 50 pesos. Cuando hay más crisis, más se vende pan. Las cenas se transforman en meriendas tardías en donde el pan y el mate se constituyen como base alimenticia de estudiantes universitarios.
«Nosotros desde marzo que no aumentamos los precios porque pensamos en nuestros clientes y entendemos cómo los afectamos con las subas en el pan. Pero también es muy difícil en un contexto en donde todo sube y nosotros no», concluyó Brisa.
En otra panadería, de la zona sur de la ciudad, también tratan de mantener los precios en medio de una suba generalizada de costos. «Los 20 kilos de grasa costaban 4 mil pesos en enero, hoy cuestan $7000. Así, todo aumentó entre un 70% y 80%; sin embargo nosotros no aumentamos en ese porcentaje el pan. Sabemos que el pan siempre se va a vender, que nunca bajarán las ventas; mucho menos en invierno. Lo que sucede es que si subimos lo que recomienda la Cámara de Panaderos nuestros clientes se ven a otra panadería», dijo Nancy, de la panadería Calelia, ubicada en la conocida «rotonda de la Metro«.
Esa panadería asegura que sólo subió un 50 por ciento de lo que recomendó la Cámara en el último aumento. Así, una tortilla cuesta 35 pesos y las masas se mantienen en 1500 pesos el kilo. Pero también aseguran que es altamente probable que los precios del pan sigan subiendo para lo que queda del año.