Nueva oleada de inseguridad a raíz de recesión, avisan expertos.
México, sufre una violencia inaudita desde fines del 2006 y la misma no ha dado tregua a pesar de la crisis sanitaria por el coronavirus, pero los expertos vaticinaron una ola de violencia renovada para la etapa de post pandemia.
Las autoridades pretenden comenzar a levantar la larga cuarentena iniciada el 23 de marzo, y prevén lo que probablemente sucederá a partir de junio, será un repunte, una crecida de todos los delitos, y no será sólo un rebote, afirmó Francisco Rivas, director de la ONG Observatorio Nacional Ciudadano (ONC).
«Va a haber más gente dispuesta a cometer un delito, con o sin violencia, precisamente porque la crisis económica no tiene antecedentes», afirmó el activista.
Las cifras
Se prevé, de acuerdo a estudios de los principales organismos financieros internacionales y expertos locales una caída del Producto Interno Bruto (PIB) que oscilaría entre 5 y 10% y del 35% en sólo el segundo trimestre del año, lo que acarrearía una pérdida de más de un millón de empleos.
La violencia en México viene arrastrando marcas históricas continuas desde el año pasado y sólo en abril pasado se registraron 2.950 asesinatos. El gobierno presumió hace unos días que hubo «una ligera disminución» de 1,6% respecto a marzo pasado, pero los especialistas estimaron que la cifra es similar porque este último mes tuvo un día más.
El ministro de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, afirmó que «logramos nuevamente revertir la tendencia de crecimiento y estamos ligeramente a la baja en homicidios dolosos con respecto al mes anterior».
Además, la cifra de ilícitos se redujo el mes pasado respecto al mismo mes del año pasado, según el reporte oficial, el cual indicó que los delitos patrimoniales (robos) disminuyeron 41,6%.
En tanto, los que atentan contra la libertad personal 28,4%, los delitos contra la vida y la integridad física 24,1% y los delitos contra la familia 18,5%. «No se ha permitido la tendencia ascendente como históricamente había estado sucediendo», indicó el funcionario, quien indicó que los estados de mayor incidencia son Guanajuato (centro) y Morelos (sur).
Asimiso, expuso que ha habido una caída en estados donde tradicionalmente se registran estos crímenes como Sinaloa y Tamaulipas (norte).
Especialistas atribuyen a los «ajustes de cuentas» entre bandas criminales el alza de los asesinatos en plena pandemia de Covid-19, que ha paralizado casi totalmente la economía y ha dejado en el aislamiento dentro de sus hogares a millones de personas.
El estado de Morelos, vecino a la capital, ha sobresalido como uno de los principales escenario del enfrentamiento entre bandas criminales.
Sólo este jueves fueron asesinadas cinco personas, tres hombres y dos mujeres, en un barrio de la localidad de Temixco y horas después feu hallado en la misma zona ell cuerpo de un hombre desmembrado.
Durazo presumió una disminución mensual de 10,25 % en los feminicidios en abril, pero en cambio organizaciones civiles aseguran que ha aumentado la violencia intrafamiliar por el encierro doméstico.
Las opiniones
José Luis Aranda, ex funcionario de la policía de la capital y especialista en temas criminales, estimó que la baja de delitos en México «es temporal pues los delincuentes se adaptarán pronto a la «nueva normalidad», que implica «cambios en las reglas de convivencia.
Para el activista Francisco Rivas, la nueva crisis de inseguridad que se avecina tras la pandemia «tomará al país en medio de una mayor debilidad institucional, pues recursos que originalmente estaban destinados a la seguridad pública, fueron reorientados para hacerle frente a la emergencia sanitaria».
José Antonio Ortega, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Púbica y la Justicia Penal, estimó que «si se debilitan aún más las capacidades institucionales, habrá un mayor agravamiento de la incidencia delictiva y la violencia».
Algunos expertos se preguntan cómo influirá el aumento en pobreza el incremento a la delincuencia cuando la gente deje el encierro prolongado y se encuentre sin empleo, sin expectativas de vida y con necesidad de llevar el pan a su mesa.