En el mercado hay sorpresa y malestar por el giro de Guzmán, que había asegurado que no habría trato diferenciado entre bonistas locales y extranjeros
Los mercados de capitales del mundo abrirán hoy lunes con el nombre de Argentina otra vez asociado a la palabra «default». Y el interrogante que se develará en cuestión de horas es si el postergamiento de u$s10.000 millones en pagos para bonos bajo legislación nacional que tendrá también un correlato de incumplimiento para la porción de la deuda emitida bajo ley de Nueva York.
El decreto emitido por el ministro Martín Guzmán cayó la noche del domingo como un baldazo de agua fría para los fondos de inversión que tienen en sus portafolios los bonos de la deuda argentina. Hasta ese momento, la tesis que aparecía con mayores probabilidades era que el gobierno argentino intentara un acuerdo de «stand still».
En la jerga del mercado, esto implica una pausa –de común acuerdo- en la negociación y también en el pago, en atención a la situación extraordinaria que se vive por causa de la pandemia de coronavirus.
Pero la nueva jugada unilateral dejó la sensación de un cambio de estrategia por parte de Argentina. El propio Alberto Fernández, en declaraciones periodísticas este fin de semana, había insinuado que habría algún giro en el tema, al afirmar que el problema de la deuda había descendido varios escalones en el ranking de prioridades nacionales.
Y, en términos financieros, el cambio de estrategia se vio reflejado en el hecho de que Guzmán, contradiciendo su promesa de no efectuar tratos diferenciales entre los diferentes tipos de acreedores, hace el anuncio de la postergación de pagos para los inversores bajo ley argentina.
Analistas de Wall Street que siguen el tema de cerca comentaban que esto implica una paradoja: el no pagar a parte de los bonistas, supone que ahora Guzmán contará con mayores recursos para pagar la otra parte de la deuda. En consecuencia, que su posición negociadora pierde fuerza, porque su principal argumento para plantear una fuerte quita de capital –se llegó a hablar de hasta un 70%- ya no tendría tanto sustento.Te puede interesar
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En todas sus comunicaciones con Wall Street –y también en el documento que, a pedido suyo, emitió el Fondo Monetario Internacional- Guzmán había planteado el principio irrenunciable de que toda oferta debía ser económicamente sustentable. Ya en ese documento del FMI se sugería la inminencia de un default, al reconocerse que el país no estaba en condiciones de realizar pagos por lo menos hasta el 2023.
Tal como lo ven los inversores, ahora la postergación de parte del pago lo deja a Guzmán ante dos posibilidades:
1 Incumplir también los bonos bajo legislación extranjera, por la vía de un acuerdo que implique congelar las negociaciones hasta el año próximo y buscando que la situación no sea interpretada como default; o
2 Continuar la negociación de la quita para la deuda no alcanzada por el decreto del domingo, en cuyo caso los fondos de inversión podrían argumentar que ahora dispone de mayores recursos para hacer sustentable un plan de pagos y, por lo tanto, no es aceptable una quita en los términos en que se venía especulando en el mercado.
La opinión de algunos analistas que ven la situación desde Wall Street es que será difícil otro camino que el de una postergación -es decir, un default técnico- también para la parte de la deuda no emitida bajo legislación local.
De todas formas, había anoche otra interpretación posible que se comentaba entre los expertos: que esta medida unilateral fue forzada por el hecho de que en mayo el cronograma indicaba un vencimiento y, ante la certeza de que no se llegaría a un acuerdo antes de esa fecha, era mejor forzar el reperfilamiento local, en una especie de señal de que se continuará la negociación bajo ley extranjera.Te puede interesar
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También está, naturalmente, la posibilidad de que este diferimento haya sido parte de un acuerdo hecho con los fondos del exterior como una forma de garantizar que hay voluntad de acuerdo para el pago para la deuda bajo ley Nueva York. Es una especulación que circuló ni bien se conoció el decreto, dado que objetivamente se puede argumentar que ahora Argentina tiene una mayor solidez financiera para hacer creíble su capacidad de pago.
Por lo pronto, la cotización de los títulos argentinos en la apertura de los mercados ya dará una pauta en el sentido de si los bonistas consideran que el cambio de estrategia debe ser considerado un default liso y llano o si todavía existe chance de llegar a un acuerdo una vez pasada la emergencia económica derivada de la pandemia.
Guzmán pierde credibilidad
Mientras tanto, las primeras reacciones a nivel local inducen a pensar que la situación del ministro Guzmán se debilita aceleradamente ante lo que se percibe como una pérdida de credibilidad.
De momento, entre los analistas no hay dudas en el sentido de que la nueva situación califica, cuando menos, como un default técnico o default selectivo.
«El martes Guzmán le dijo a periodistas que los bonos bajo ley local iban a tener el mismo trtamiento que los bonos bajo ley extranjera…y hoy domingo anuncian el default de los bonos bajo ley local», apuntó en analista Juan Manuel Palacio.Te puede interesar
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En la misma línea, el consultor Salvador Di Stefano, consideró el anuncio como «alta traición del gobierno» y argumentó que Guzmán «claramente no decide nada, habrá que mirar hacia otro ministro u hombre del gabinete, son un espanto».
El economista Gabriel Caamaño, de Estudio Ledesma, consideró que el giro discursivo «invalida todas las conferencias de Guzmán».
En tanto, Diego Giacomini, economista jefe de la consultora Economía & Regiones planteó lo que a su juicio seguirá como consecuencia de este anuncio: «1) Argentina peor desempeño macro entre 200 países en 2020, 2) Vamos hacia inflación de 3 dígitos, 3) Desplome del PBI histórico en 2020, 4) default que perdurará también en el próximo mandato.»
No todas las visiones son críticas, sin embargo. Para Miguel Kiguel, director de la consultora Econviews, se trata de una decisión adecuada, «porque como quedan pocos dólares, de alguna forma tenían que elegir qué pagar».
Desde esa visión, podría interpretarse el cambio de estrategia como una forma de dar señal de que primero se buscará el arreglo de la deuda bajo ley extranjera y recién después la local.» Como viene un pago importante en mayo y no van a tener arreglada la parte de deuda extranjera, entonces lo más esperable era postergar», observa Kiguel.
En los días previos al anuncio de Guzmán, las agencias calificadoras de riesgo ya habían tomado nota de la incertidumbre sobre la disposición argentina a avanzar en las negociaciones y habían llevado la nota de la deuda a un nivel de casi default.
Por caso, el viernes Moody’s había advertido que los inversores podrían sufrir pérdidas superiores al 65% en una reestructuración.
«Más importante aún, la pandemia de coronavirus, que la agencia de calificación considera un factor social, solo agravará los desafíos económicos y presupuestarios ya profundos que enfrenta el gobierno, lo que en última instancia aumentará el estrés financiero y el nivel de pérdidas que probablemente incurra el tenedores de bonos«, advierte Moody’s en el comunicado.
Fuente: iProfesional