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Política

El dilema del Gobierno ante las PASO

El Poder Ejecutivo no está dispuesto a alterar el proceso electoral sin recoger voluntades de todo el arco político. Los gobernadores presionan para eliminarlas, en medio de la incertidumbre sanitaria que plantea la pandemia. 

“Las PASO no se van a suspender”, afirma resignado uno de los gobernadores que impulsa la medida. La falta de posiciones homogéneas tanto en el Frente de Todos como en Juntos por el Cambio diluyeron posibles avances y, a menos que la situación epidemiológica se agrave y obligue a tomar otro rumbo, las alternativas más fuertes son: respetar el calendario establecido; unificar las dos jornadas electorales; o patear las Primarias para principios de octubre y las Generales para la última semana de noviembre. Esta última opción permitiría tener más avanzada la campaña de vacunación y evitar agosto y septiembre que fueron los meses del año pasado con mayor cantidad de contagios de coronavirus.

La postura del gobierno nacional es clara. No está dispuesto a alterar el proceso de las próximas elecciones legislativas sin recoger voluntades de todo el arco político. “Si el Congreso logra el consenso necesario para hacer una modificación en las PASO, vamos a adaptarnos; pero el motor del debate no puede ser la especulación electoral sino la salud de los argentinos”, explicó esta semana el jefe de Gabinete Santiago Cafiero.

A esta síntesis se llegó el jueves en el almuerzo que compartió con el presidente de la Nación; el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro; el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; y el jefe de bloque del Frente de Todos en la Cámara baja, Máximo Kirchner. Coincidieron en que modificar abruptamente las reglas de juego y a contrarreloj requiere, indefectiblemente, un acuerdo generalizado que hasta el momento no se alcanzó y que tiene como fecha límite el 8 de mayo.

En la cúpula de Juntos por el Cambio el rechazo a la iniciativa es contundente. Más allá del esfuerzo de los gobernadores Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes), quienes coordinaron una visita a Casa de Gobierno junto a Jorge Capitanich (Chaco), la propuesta no tiene el visto bueno de Mauricio Macri ni de Horacio Rodríguez Larreta. En los próximos días, Morales y Valdés harán, sin demasiada expectativa, un último intento para convencer al jefe de gobierno porteño de cambiar su postura.

En paralelo, el deseo mayoritario de los gobernadores peronistas quedó empantanado en territorio de Axel Kicillof. Al igual que en Ciudad, en Provincia existen PASO locales. Más de 13 millones de personas deberán concurrir en agosto a las Primarias bonaerenses, que para ser eliminadas necesitan articular un sinfín de posiciones desparramadas a lo largo de los 135 municipios y, principalmente, del acompañamiento de una Legislatura condicionada por Juntos por el Cambio.

“En la Provincia tenemos una ley propia de PASO y no tenemos mayoría en las Cámaras. Es decir, necesariamente la discusión involucra a la oposición. Es un debate que no depende ni del tema costos ni de la conveniencia política. Básicamente hay una ley y un tema epidemiológico. La verdad, en este momento no es un tema prioritario para mí”, expresó dos semanas atrás Kicillof.

Bajo este escenario, hay gobernadores que no quieren perder más tiempo. El salteño Gustavo Sáenz dispuso que las elecciones provinciales se realizarán a mitad de año. El argumento oficial es que no tienen la posibilidad de unificar la fecha de los comicios porque utilizan un sistema de votación diferente al nacional. Volver al papel “sería una regresión”, indicaron en el gobierno local.

Misiones será otro de los distritos que desdoblará. Oscar Herrera Ahuad adelantó las elecciones para el domingo 6 de junio, repitiendo la estrategia del partido Renovación que tradicionalmente se despega de los comicios nacionales. Lo llamativo de ambos casos es que se mostraron a favor de suspender las PASO para acotar las jornadas electorales y evitar la exposición al virus.

En medio de la incertidumbre que genera la pandemia, el calendario avanza a la misma velocidad que la impaciencia. “Si tenemos que hacer algo, hagámoslo rápido”, sintetizó Capitanich en Casa Rosada como reflejo del sentimiento que desvela a muchos mandatarios provinciales. En el Ejecutivo nacional prefieren no apurarse. “La prioridad es construir consenso para evitar riesgos sanitarios”, insisten.

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