Ian E. Caro, Ricardo N. Bonifacio, D.R.C. y H.E.C. (menores al momento del hecho), decidieron contar su verdad.
Los fiscales que intervienen en el juicio imputaron a los jóvenes como partícipes secundarios del delito de homicidio calificado por alevosía, ensañamiento criminis causa y por mediar cuestión de género, en tanto la parte querellante los acusó de ser coautores del sangriento crimen de la docente Sandra Silvia Palomo (53). Ocurrió el 31 de agosto de 2019 en la capital salteña, el sindicado asesino es L.N.C.V. fue absuelto por resultar inimputable, dado que en el momento del hecho tenía 15 años.
Luego de las últimas testimoniales los cuatro imputados pidieron declarar. El primero fue Caro, el único que aceptó responder preguntas de las partes. Contó que ese 31 estaba en la casa del abuelo de Bonifacio, desde donde se fueron en un remise hasta la ampliación del Intersindical, zona sur de la ciudad. En el camino contó que Bonifacio recibió un llamado de D.R.C. y se desviaron para ir a la casa de este último.
Tras llegar vieron a D.R.C. en una Toyota Hilux color gris conducida por el joven absuelto, como acompañante iba H.E.C. y atrás D.R.C. Subieron a la camioneta, dijo que no conocía al conductor ni al acompañante, anduvieron dando vueltas a toda velocidad y reconoció una mancha de sangre en el techo de la camioneta. Cuando el conductor se sacó la capucha Bonifacio le preguntó por qué tenía sangre, L.N.C.V. se limpió y siguió manejando.
Escuchaba cómo susurraban los que iban adelante hasta que Bonifacio le preguntó qué pasaba. «Tenemos un fiambre atrás», dijo Picareli, como se lo conoce al joven absuelto. Incrédulos, en un primer momento no creyeron que fuera cierto, según relató, sin embargo las acciones que siguieron le demostraron que en la caja del rodado había un cuerpo.
Declaró luego Bonifacio, quien coincidió con su amigo Caro. Acerca del momento que se despojan del cadáver de la docente en las márgenes del río Arenales, Caro contó que el conductor y D.R.C. se dirigieron a la parte de atrás para bajar el cuerpo, tanto Caro como Bonifacio dijeron sentir los golpes provocados por el cuerpo de la mujer. El primero dio a entender que ambos bajaron el cuerpo mientras que el segundo sostuvo que fue solo L.N.C.V. y que D.R.C arrojaba bolsas de un supermercado.
A su turno, H.E.C. también declaró. Se trata del imputado que aparece como acompañante del asesino, es decir luego de que el cuerpo fuese cargado en la parte trasera del vehículo. El imputado sostuvo que fue él quien le propuso a D.R.C. decir lo «poco que sabían», también admitió que fue él quien grabó un video donde se ve a L.N.C.V. llegando en la camioneta de la víctima.
Por último D.R.C. dijo que mientras esperaba a Bonifacio llegó H.E.C. en una camioneta manejada por Picareli, a quien no conocía, lo invitó a subir a «dar unas vueltas». Cuando les pidió que regresaran porque llegaría Bonifacio, el conductor lanzó: «Aguantá porque tengo un fiambre en la caja». Él no le creyó.
Acerca del descampado, manifestó: «L.N.V.C. entró manejando a toda velocidad. Bajó y me dijo que lo ayude. Abrió la parte de atrás y vi dos piernas. Me asusté, me hice para atrás. Bonifacio me preguntó qué pasaba y le dije que estaba todo mal». D.R.C. aseguró que el conductor sacó el cuerpo y lo cubrió con hojas. Luego comenzó a arrojar bolsas de mercadería. Dijo que él se quedó «tildado» y no vio qué hacía H.E.C.
Sobre la manguera sostuvo que L. tras preguntarle si tenía una «lo miró con cara de loco» y dijo que sí. Cuando estaba sacando la manguera de su casa se cruzó con su padrastro, pero no le contó porque L. estaba detrás de él.