Su aplicación “estará sujeta a la decisión personal de cualquier ciudadano”, aclararon desde el Gobierno.
Ayer miércoles, Bolivia alcanzó la cifra de 85.141 contagios de COVID-19 y ante la imparable curva de ascendente de casos nuevos, la Asamblea Legislativa aprobó una ley que legaliza el uso del dióxido de cloro para combatir la pandemia del nuevo virus.
Luego de casi cinco meses de registrarse los primeros casos de COVID-19 en Bolivia, el Ministerio de Salud, registra al departamento de La Paz (oeste) con la explosión de nuevos confirmados diarios de coronavirus al llegar a 909 este miércoles y totalizar 19.024 infectados.
Es el segundo departamento con más casos, siguiendo a Santa Cruz (este) que llegó en toda la pandemia a 36.081 casos de coronavirus.
Asimismo, el Ministerio de Salud informó que, en periodo de la pandemia, Bolivia alcanzó 3.385 decesos y 26.437 recuperados.
Se mantiene inalterable los departamentos donde rebasó la pandemia como: Santa Cruz (este), La Paz (oeste), Cochabamba (centro) y Beni (noreste), en ese orden. Estos cuatro departamentos, con el 85 por ciento del total, son los más castigados con los contagios masivos en esta pandemia.
Con el sistema de salud colapsado, – carencia de medicamentos, la saturación de hospitales y la falta de una política sanitaria – , el pleno de la Cámara de Senadores sancionó esta jornada la Ley que Regula de Forma Excepcional la Elaboración, Comercialización, Suministro, Administración y Uso Consentido de la Solución de Dióxido de Cloro (SDC) de Manera Preventiva y Como Tratamiento Para Pacientes Diagnosticados con COVID-19, después que se aceptaron las modificaciones realizadas en la Cámara Diputados.
El primer vicepresidente del Senado, Milton Barón, aclaró que el uso del dióxido de cloro «está sujeto a la decisión personal de cualquier ciudadano que quiera acudir a esta posibilidad alternativa, no es obligatorio».
«Los ciudadanos del territorio boliviano podrán utilizar la solución de dióxido de cloro, como medio alternativo, para prevenir o tratar la infección y las consecuencias provocadas por el COVID-19», establece el artículo 7 de la ley.
Las modificaciones realizadas por la Cámara de Diputados, también indican que los laboratorios públicos y privados, acreditados y autorizados por el órgano rector competente, podrán elaborar la solución de dióxido de cloro, debiendo cumplir con las condiciones de calidad.
La norma precisa que los médicos podrán administrar la solución de dióxido de cloro bajo consentimiento informado del paciente o un familiar, en conformidad a los protocolos estipulados.
La comercialización del producto alternativo estará a cargo de laboratorios, universidades al gobierno nacional, gobiernos subnacionales, farmacias y clínicas legalmente establecidas, mientras que la población podrá adquirir el dióxido de cloro de las farmacias y sin la necesidad de receta médica.
Dióxido de cloro en Argentina
La ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica recomienda no consumir medicamentos no autorizados. Los productos que se promocionan con esta composición no están autorizados como medicamentos o suplementos dietarios ni cuentan con estudios que demuestren su eficacia.
Debido a la circulación de información en redes sociales y medios digitales relacionados a la utilización de dióxido de cloro para el tratamiento de COVID-19 u otras enfermedades, se recuerda que el producto mencionado no cuenta con estudios que demuestren su eficacia y no posee autorización alguna por parte de este organismo para su comercialización y uso.
En base al informe de este año del Organización Panamericana de la Salud (OPS), resulta necesario destacar que la ingesta de dióxido de cloro y el clorito de sodio reaccionan rápidamente en los tejidos humanos y si se ingieren, pueden causar irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones que pueden incluir graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales.
Además, la inhalación puede generar edema pulmonar, broncoespasmos, neumonitis química y edema de glotis, entre otras complicaciones respiratorias como bronquitis crónica y erosiones dentales, así como complicaciones en otros órganos del cuerpo.
Por ello, se advierte a la comunidad no consumir productos que contengan dióxido de cloro o sustancias relacionadas (clorito de sodio, hipoclorito de sodio, lavandina) ya que no hay evidencia científica sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos.