El gobernador y la secretaria de Cultura se mostraron con artistas que no representan la realidad de la mayoría.
Este martes, el gobernador Gustavo Sáenz y la secretaria de Cultura Sabrina Sansone se reunieron con un grupo de artistas salteños.
La situación sería auspiciosa si no fuera por la falta de tacto del mandatario y la secretaria, que recibieron a artistas que no representan la realidad de la mayoría de los centros culturales, músicos, actores y demás miembros del sector, uno de los más golpeados por la cuarentena.
Así es como surgieron propuestas que se parecen mucho a una broma de mal gusto. Desde el comunicado oficial se percibe la carencia de ideas para ayudar a un sector en crisis que no tiene ingresos desde hace varias semanas.
El texto publicado en la página del Gobierno reconoce que Sáenz y Sansone recién hoy conocieron propuestas «para volver de a poco a dinamizar la cultura de Salta».
La cultura de Salta no puede ir de a poco. Necesita soluciones ya mismo. Pero Sáenz, a quien le gusta cantar, no se mostró al tanto de esas urgencias. Para colmo, la secretaria de Cultura pareciera estar más pendiente de las redes sociales y su cuarentena VIP de amaneceres de yoga y desayunos instagrameables que de mostrarse activa, trabajando por todos los que no consiguen generar sustentos por falta de actividades.
Los artistas que asistieron a la reunión tampoco ayudaron a visibilizar la situación. Carlos Melian, Gabriel Morales, Oscar Palacios, David Leiva y Kike Teruel se dedicaron más bien a proponer proyectos que no suman en este momento, como retomar las grabaciones de discos. Se sabe que lo que permite a los artistas llevar el día a día con dignidad es la actuación en vivo, la realización de espectáculos, y no la grabación ni las regalías por la difusión de canciones.
Según el parte de prensa, Sáenz pidió que se articulen «todas las herramientas necesarias para brindar soluciones». ¿Acaso Sansone no las sabe? El mes pasado la secretaria recibió el reclamo de la comunidad cultural salteña tras haber presentado concursos que se parecían más a eventos televisivos que a medidas de fondo para contribuir al sector. Las pocas ideas de Sansone, como un fondo cultural de emergencia que resulta escaso, chocan con una realidad en rojo.
Distinta es la cara de los artistas que saben lo que padecen sus colegas. Mientras el gobierno no trata al sector cultural como una rama de los distintos emprendimientos independientes que existen en la provincia y los tiene en espera de soluciones que llegarán «de a poco», los músicos de la Orquesta Sinfónica de Salta reunieron un fondo solidario que ya reparten en distintos centros culturales.