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Policiales

Policía de Tucumán mató a un detenido con la técnica del crimen de Floyd

La justicia investiga si el sospechoso de robo Walter Nadal murió por causas naturales o fue asesinado por la rodilla de un policía que lo asfixió, en el centro de la capital provincial.

«Me falta el aire, me falta el aire», repetía Walter Nadal mientras el bicipolicía tenía la rodilla en su nuca y le decía «no seas cagón». El hombre había sido detenido el miércoles en pleno centro de San Miguel de Tucumán tras un intento de robo y según los uniformados le dio un infarto que lo mató. Sin embargo, la autopsia reveló que no fue su corazón lo que falló sino que murió asfixiado. «En Tucumán la violencia policial se ha cobrado una nueva víctima, como ocurrió con George Floyd en Minneapolis, la muerte de Walter Nadal se produjo a causa de asfixia. Esa evidencia contradice el acta policial y es coherente con el testimonio que sostiene que un policía tenía contra el piso a la víctima con su rodilla presionando sobre la nuca de Nadal», dijo Carolina Acuña, presidenta de la Regional Tucumán de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH). 

«Con éste serían al menos dos los muertos por la violencia policial en este año lo que confirma una vez más la imperiosa necesidad de cambiar de raíces el sistema de seguridad pública en la provincia», agregó. Acuña enfatizó «que se aparte mientras dure la investigación judicial a los uniformados, porque es frecuente que policías implicados en casos de violencia policial y gatillo fácil continúen trabajando, son prácticas bastantes frecuentes de la policía tucumana».

El miércoles a mediodía en la esquina de Crisóstomo Álvarez y Congreso, según la información policial, Jacinto Colodrero dijo a la agente Jessica Gómez que había sido robado, ella pidió refuerzos y corrió tras el sospechoso. Se sumaron a la persecución el oficial Cristian Gómez, las agentes Diana Suárez y Claudia Vizcarra. Cuando llegaron a Las Heras primera cuadra los policías Josué Molina y Melanie Mariel Caliva ya tenían reducido al presunto ladrón. Los efectivos señalaron en el acta que cuando trasladaban a la seccional 1°, el detenido comenzó a decirles que se sentía mal, y consignaron que en el hospital Padilla –donde lo identificaron como Walter Ceferino Nadal, de 43 años– habría muerto de un infarto. 

Sin embargo, la fiscal Adriana Giannoni, a cargo del caso, ordenó que se le realizara la autopsia, y el jueves a última hora los forenses le confirmaron que el hombre no había muerto por causas naturales sino por asfixia, tal como mostraban las lesiones que presentaba en el cuello. Este dato concuerda con el testimonio de una persona que pasaba por el lugar cuando ocurrió el hecho. Se trata de un plomero que venía de realizar un trabajo, de nombre Ricardo, que habló con el diario La Gaceta sin dar su apellido. “Caminaba por el lugar y me topé con esa escena. Era todo muy violento. No entendía nada. Alcancé a ver que el policía más grandote se le abalanzaba y le ponía la rodilla en la nuca. El tipo, que parecía un hombre más grande, no se podía ni mover. A los gritos pedían a la gente que no se acercaran y que no filmaran con los celulares”, comentó. “Eran dos los bicipolicías que lo redujeron. Uno de ellos tenía su rodilla en la nuca. El hombre que estaba en el piso le decía: ‘me falta el aire, me falta el aire’. El uniformado, le pedía que se callara diciendo que ‘no fuera cagón'», agregó. La versión de Ricardo ya habría sido aportada a la fiscalía mediante su declaración testimonial.

Según el testigo “los policías parecían no creerle que no podía respirar. En un momento el hombre se quedó callado y se puso blanco. Ahí los efectivos se asustaron y pidieron ayuda. Llegaron los de las motos del 107, lo reanimaron y recién ahí lo llevaron en una ambulancia”. Luego de haber recibido el resultado de la autopsia la fiscal Giannoni ordenó que analicen las cámaras de seguridad de la zona para tratar de identificar a las personas que intervinieron en la mortal detención de Nadal. Desde el Ministerio de Seguridad Pública de Tucumán aseguraron que colaborarán con la investigación y que, de confirmarse la teoría de la fiscal, serán intransigentes con los policías involucrados. «Los responsables serán separados inmediatamente de la fuerza en caso de que la Justicia los encuentre responsables», indicó el subsecretario de Seguridad José Ardiles.

Sin embargo, la policía tucumana acumula hitos represivos tales como el fusilamiento de Facundo Ferreira, de 12 años, el homicidio de Miguel Reyes Pérez, y más recientemente la desaparición y asesinato del peón rural Luis Espinoza, en el paraje Melcho de Simoca. Hace una semana una mujer denunció que fue golpeada y abusada por tres policías de Lastenia en un allanamiento sin orden judicial y bajo el comando de Fabio Ferreyra, subjefe de la Unidad Regional Este. Y hace pocos días la policía reprimió con balas de goma a un grupo de vecinos que realizaban un corte de calle para reclamar luz y agua. En este sentido, Alejandra Arreguez, referente del PTS en el Frente de Izquierda, sostuvo: «El crimen de Waltar Nadal no puede quedar impune, llamamos a la más amplia movilización para repudiar la impunidad de esta policía que actúa bajo el amparo del gobierno de Luis Manzur y exigimos la inmediata renuncia del ministro de Seguridad, Claudio Maley«.

«Con éste serían al menos dos los muertos por la violencia policial en este año lo que confirma una vez más la imperiosa necesidad de cambiar de raíces el sistema de seguridad pública en la provincia», agregó. Acuña enfatizó «que se aparte mientras dure la investigación judicial a los uniformados, porque es frecuente que policías implicados en casos de violencia policial y gatillo fácil continúen trabajando, son prácticas bastantes frecuentes de la policía tucumana».

Por su parte, la ONG Abogados y Abogadas del NOA en Derechos Humanos y Estudios Sociales (Andhes) exigió que la policía tucumana sea apartada de la investigación de este caso, que calificó como «no algo aislado, desde el comienzo del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, el accionar violento y discriminatorio de las fuerzas de seguridad ha aumentado notablemente».

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