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Sociedad

Parir en tiempos de coronavirus

Tías, abuelos, primos… la familia ampliada participa sólo de manera virtual de la llegada al mundo de un nuevo integrante. 

“Fue un lindo parto, aunque todo estaba vacío, restringido, en una rara calma” dice Mariela. Mientras habla, detrás de su voz se oye, por momentos, un llanto entrecortado y suave, de somnolencia. Es Bianca.

Bianca nació el 23 de marzo en CABA. Su mamá, Mariela Waisbord, había comenzado con contracciones a las 11 de la noche del domingo 22 cuenta, y poco después llegaba al sanatorio, con su marido, Luis Zorroaquín. En casa habían quedado Ema de 5 años, Fausto de 4 y León de 2. Bianca, la menor de estos hermanos, nació a las 12.30. Aquí su mamá recrea cómo es “parir en soledad”.

–¿En qué momento del embarazo la sorprendió la cuarentena?

–La última vez que fui a control con el obstetra fue el lunes cuando empezó la cuarentena. Ahí ya los médicos nos empezaron a espaciar en el consultorio. Hasta ese momento era optativo circular o no, lo de salir con un permiso vino después. En esa consulta dijeron que ya no nos iban a atender salvo si había que sacar puntos. Así que esa fue la última consulta.

–¿Cómo tomó la medida ante la inminencia del parto?

–Fue un poco estresante. Más que nada porque no sabíamos quién podía cuidar a los chicos. Porque mi mamá iba a quedarse pero es grande. Así que eso fue un problema. Finalmente le pedimos a la persona que nos ayuda en casa. Y ese domingo a las 11 de la noche, empecé con contracciones. Entré al hospital y nació a las 12.30. Fue por cesárea y en cuarentena. Fue un parto totalmente distinto.

–¿Qué sintió ante la situación, más allá de la preocupación natural del parto?

–No tuve miedo. Aunque muchas cosas se sienten con más preocupación porque no se sabe qué puede suceder. Sabíamos que había casos de coronavirus en otros pisos del sanatorio y eso fue bastante estresante también. Pero fue un lindo parto. Estaba prácticamente vacío el lugar. Todo muy restringido. Las cirugías programadas se habían suspendido. Se notaba en todo, una extraña calma. Solo entraba un acompañante por paciente. Y el personal estaba conmocionado también.

–¿Cómo recuerda los momentos después del nacimiento de Bianca?

–Una vez que parí también fue distinto para mí. Sobre todo extrañaba a mi familia, a todos. Ellos siempre estuvieron en los partos. Pero esta vez no. Y no sabía cómo iba a transcurrir todo. Porque todo fue cambiando con el correr de los días. La última vez que los vi fue el miércoles. La cuarentena se dictó ese jueves. A partir de ahí ya no podíamos circular. No volvimos a vernos.

–O sea, no se conoce personalmente la familia…

–No la conoce nadie. Solo los hermanos y nosotros. Mi mamá vino un día porque yo le mandé mi registro de internación, pero a Bianca no la vio. Vino, se quedó con los chicos y se fue antes de que llegáramos. Todo es por videollamadas. El lado positivo es para el recién nacido, es buena la cuarentena para que no se agarre nada. Igual siempre somos muy cuidadosos. Lo malo es que deja fuera la contención familiar, también para los hermanos es necesario ese entorno. Igual estamos todos juntos y lo vivimos positivamente.

–¿Cómo fue la relación con el equipo médico?

–A nivel médico fue bastante especial porque no nos atendía la gente con la que estamos acostumbrados. Los cuidados fueron distintos. Cuando tuve dolor por ejemplo yo sabía que estaba en una circunstancia especial y que tenía embarazadas con síntomas, así que yo era la última prioridad. Estuve solo un día y medio. Para una cesárea es rápido, pero me sentía bien.

–¿Pensó en un parto en su casa, lo hubiera preferido?

–Como sabíamos que no estaba en posición de parto porque estaba sentada, fue una cesárea programada. Teníamos que ir al sanatorio y estábamos preocupados. Pero no teníamos opción. Y estábamos en un momento muy del principio de la cuarentena. Hoy se sabe mucho más de lo que sabíamos en ese momento.

–¿Cómo resolvieron las cuestiones del día después del nacimiento?

–Después fueron los controles. A las 48 hs. la pediatra vino a casa. La pesamos en la balanza familiar. Hicimos videollamadas. Pero empezamos a priorizar, el estudio de la audición no se lo hicimos. Parece que escucha, por las reacciones. Es mi cuatro hijo. Conozco los síntomas de alarma, está bien. Solo tuvimos dificultad con la inscripción, no pudimos hacerla enseguida. Había pasado una semana y no teníamos ni un papel de nuestra hija. Hasta que en el sanatorio abrieron una oficina externa. Hay guardias con horarios reducidos y entrás por turno.

–¿Cuál fue la reacción de los hermanos?

–Los hermanos están muy sensibles, cada uno a su forma. El que sufre más es León, el de dos años, el destronado. ¡Expresa un amor odio increíble! Si bien estamos todos juntos, cada uno tiene su mundo, sus actividades, amigos con los que se conectan, quisiera que Bianca pueda conocer a los abuelos. A la familia. Que la puedan ver. Que podamos tener esos encuentros. Parir en soledad tiene eso, te falta compartir el abrazo. Compartir ese nacimiento con la familia. De pronto estás… más solo.

–¿Cómo fueron los otros partos en relación a eso?

–Ema, la más grande, fue la novedad. Nos visitó hasta la última tía. A Fausto lo tuvimos casi en el auto. Sin peridural, nada. Prácticamente nació en la guardia. Leo fue el más programado. Y Bianca por cesárea. Pero cada uno fue especial. Con los recaudos necesarios. Y pudimos tener la visita de los abuelos y los amigos más íntimos. Eso se extraña. Mi mama no la conoce. Se siente ese vacío. Y cuando la vean ya va a tener dos meses.

–¿Qué otros recuerdos cree que serán distintivos de este parto?

–Una cosa que dijeron los médicos, cuando nació, como estaban todos encapuchados, se reían y le decían: “Ahora, afuera, todos van a estar así. Naciste en un momento en que vas a ver gente con la cara tapada en todas partes”. Estaban muy movilizados los equipos médicos. Nunca tuve un parto con tanta protección. Empieza a ser todo más distante en las relaciones humanas. Pero en un parto, si hay protección, todo fluye bien, es mejor.

MÁXIMO

“Mi sueño no era ser mamá, pero la verdad, es lo mas lindo del mundo” dice Virginia. Es abogada. Vive en la ciudad de Paraná, donde hay más de 20 casos de coronavirus. Pero ella prefiere concentrarse en las manitos de Máximo, su bebé, en las islas que puede ver desde su terraza, porque el río “hace 50 años que no bajaba tanto”, explica. “Todo parados por una enfermedad y la vida continúa, como el río, sigue y seguirá viniendo a este mundo, con más fuerza, con mas inmunidad”, augura.

Máximo nació el 26 de marzo, en Paraná, provincia de Entre Ríos. Es el primer hijo de Virginia León y Mariano Zapata. Nació luego de un tratamiento por fertilización asistida. Es un niño esperado por toda su familia. Pero por ahora, solo pueden verlo sus papás.

–¿Cómo describe el proceso de parto en esta circunstancia?

–Todo es especial. Estuve la primera semana de cuarentena sin el bebé y me sirvió para relajar. Nació a la semana y todo salió bien. La obstetra y la ginecóloga fueron muy contenedoras. Mi pareja estuvo ahí. Fue parto natural. Pero fue triste porque todavía nadie pudo verlo en persona. Solo por videollamadas.

–¿Cuáles fueron las reacciones de las familias?

–Mi vieja lloraba de emoción. Para mis padres es su primer nieto. Por suerte mis hermanas la contenían a mamá por teléfono, porque ellos quieren romper la cuarentena para venir a verlo. Para la familia de Mariano es distinto, también quiere verlo, pero para ellos es el décimo nieto, ya saben cómo es.

–¿Cómo lo tomó usted cuando supo que nacería en cuarentena?

–El se adelantó, tenía fecha para el 30. Mi preocupación era mi familia, que no iba a poder verlo y no poder estar con mi mamá, por los miedos de ser primeriza. Pero nos arreglamos muy bien los tres solitos. Empecé a las 12 del mediodía el trabajo de parto. A las 5 me interné. Me estaba esperando la partera. Llegó la ginecóloga y como a las 11 fueron las contracciones más power. Nació a las 12.06 del 26. Paso re rápido y súper tranquilo.

–¿Cómo recuerda la ciudad, cómo fue la llegada a la clínica?

–Todo vacío. Casi nadie en la calle y yo con la panza que me corría igual para que no se acerquen. Y en el camino vimos un choque, alguien en un semáforo no arrancó y el coche de atrás sí arrancó. Fuimos en auto. ¡Y conseguimos estacionamiento! En las habitaciones había mujeres embarazadas con sus parejas. Solo un acompañante, más tranquilo. Aunque yo tuve parto natural y sin anestesia, grité tanto que no sé si la gente habrá descansado. La última ahora fue power. Era una experiencia que quería pasar. Las mujeres estamos preparadas para esto.

–¿Su pareja estuvo con usted?

–En todo momento. Entró a la sala de parto y recibió al bebé. Cuando nace lo ponen en mi pecho y después lo llevan a pediatría. Después se lo dieron a él. Y lo agradezco. Es complicado cuando sos primeriza. Estuvimos juntos todo el tiempo. Ahora también porque él trabaja en casa. Solo salimos para controles médicos. Dos veces ya salimos. Como el bebé es tan sanito y tranquilo, estamos a pura teta y sin problemas. Pero cuando salí del parto estaba agotada. Y tenía temor que no se prende a la teta. Pero se agarró y estuvo como una hora tomando. Le gusta. Es una experiencia relinda ser mamá, más allá de la cuarentena. Demuestra que la vida sigue. Porque mucha gente tendrá hijos. Esto no para.

–¿Pudieron resolver la inscripción sin inconvenientes?

–Primero nos dieron una fotocopia del acta médica y nos dicen que hasta el final de la cuarentena no se puede inscribir. A la semana llamo al Registro y no estaban inscribiendo nacimientos. Me empecé a interiorizar, me confirman que es un servicio esencial, insistí y me llamaron. Ya hicimos la inscripción. Estaban las dos personas del registro y nosotros.

–¿Qué expectativas tiene hoy, o qué nuevas actitudes producto del aislamiento?

–Ahora solo estamos esperando que los abuelos y las tías lo puedan conocer. Los abuelos son mayores. No queremos que salgan. Lo más duro es eso, con ellos no alcanza la videollamada. Y con él hay otra predisposición con las pantallas. Le dejo prendía la tele o la compu para acostumbrarlo a otros ruidos, murmullos, para cuando tenga que salir. Y le canto, él reacciona, es muy loco. Le canté durante todo el embarazo.

–¿Ve alguna ventaja entre las desventajas de la cuarentena?

–Mi cuarentena tiene su pro y es poder estar en casa con el bebé. Pero no voy a tener ingresos este tiempo. Hay que visibilizar eso, aunque la salud es lo primero, alguna gente la está pasando mal. Este niño vino al mundo en una familia donde uno de sus progenitores tiene un ingreso asegurado. Pero si fuese madre soltera o no tuviéramos un ingreso fijo sería difícil. Eso me duele, lo reprimo porque trato de disfrutar al máximo, a Maximo. Pero el trabajo independiente se verá muy afectado.

–¿Cuándo estima que pueda volverá a la actividad?

–Pronto. Mi especialidad es derecho laboral y de salud. Y ya me llegaron notificaciones. Son procesos que siguen aunque haya feria. Y estoy exceptuada por eso, así que en breve y de manera restingida podré volver. Trabajé hasta el día anterior al parto. El embarazo fue muy tranquilo. Ahora tenemos que planificar de nuevo los primeros meses de crianza.

–¿Qué balance que hace hoy sobre la experiencia del nacimiento?

–Que la vida sigue. Todo parado por una enfermedad y la vida continúa, los nacimientos no van a parar. La vida segura viniendo a este mundo. Espero que con más fuerza. Inmunizados de cualquier virus. Y queda un agradecimiento especial al personal médico. Mi médica es una genia y fue muy bueno el servicio de la clínica. Va el aplauso para todos ellos que se están exponiendo por nosotros.

Fuente: Página 12

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