Lo argumentó un médico de la prestigiosa universidad. El informe va a contramano de la que sostiene que las particulas del virus solo son expulsadas cuando las personas enfermas tosen o estornudan.
La pandemia mundial de coronavirus COVID-19 genera que miles de médicos, especialistas y profesionales de la salud trabajen alrededor del planeta para encontrar la vacuna que permita combatir de forma efectiva el virus.
Sin embargo, en el transcurso de las últimas horas se generó una polémica impensada entre la comunidad médica.
Hasta el momento, los especialistas remarcaban que, al igual que la mayoría de las enfermedades respiratorias, el nuevo coronavirus se propagaba en pequeñas gotas de humedad que transportan partículas de virus.
En ese contexto, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) advirtieron que estas partículas sólo eran expulsadas cuando las personas enfermas o contagiadas tosían o estornudan.
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Sin embargo, la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos advirtió recientemente a la Casa Blanca que sólo respirar o hablar podría propagar el SARS-CoV-2, según un artículo publicado en la revista especializada Science.
El doctor Harvey Fineberg, destacado miembro de la Academia Nacional de Ciencias (NAS, por su sigla en inglés) y exdecano de la Escuela de Salud Pública de Harvard, adelantó que remarcó que empezará a usar un pañuelo u otro tipo de cubre boca y nariz.
Aunque los estudios actuales no son concluyentes, “los resultados de los estudios disponibles son consistentes con la aerosolización del virus de la respiración normal”, escribió Fineberg, director de un comité permanente sobre enfermedades infecciosas emergentes y amenazas de salud del siglo XXI, en una carta a Kelvin Droegemeier, jefe de la Oficina de Política de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca.
Fineberg insistió que él mismo empezará a usar algún tipo de máscara en público como medida de precaución contra la contracción del virus, especialmente en espacios relativamente cerrados como los supermercados.
“No voy a usar una máscara quirúrgica, porque los médicos los necesitan”, dijo el exdecano de la Escuela de Salud Pública de Harvard.
Qué dice la OMS
En un informe científico publicado en su sitio web el 27 de marzo, la Organización Mundial de la Saludo (OMS) aseveró que “no hay pruebas suficientes” para sugerir que el SARS-CoV-2 se transmite por el aire, excepto en determinados contextos médicos, como cuando se intuba un paciente infectado.
Sin embargo, los expertos que trabajan en enfermedades respiratorias y aerosoles transmitidos por el aire explicaron que reunir pruebas inequívocas de la transmisión por el aire podría llevar años y costar vidas.
No debemos “dejar que la perfección sea el enemigo de convencer”, expresó Michael Osterholm, epidemiólogo de enfermedades infecciosas de la Universidad de Minnesota en Minneapolis.
La polémica
Hasta ahora, los CDC de los Estados Unidos y otras agencias de salud insistieron en que la ruta principal de transmisión del coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV-2) era a través de las gotas respiratorias más grandes -de hasta 1 milímetro al otro lado- que la gente expulsa cuando tose y estornuda.
La gravedad pone a tierra estas gotitas dentro de 1 o 2 metros, aunque depositan el virus en superficies, de las cuales las personas pueden recogerlo e infectarse al tocarse la boca, la nariz o los ojos.
Sin embargo, si el coronavirus puede suspenderse en la niebla ultrafina que producimos cuando exhalamos, la protección se vuelve más difícil, fortaleciendo el argumento de que todas las personas deben usar máscaras en público para reducir la transmisión involuntaria del virus de los portadores asintomáticos.
El surgimiento del debate
La polémica se originó cuando los investigadores informaron a principios de este año en The New England Journal of Medicine que el SARS-CoV-2 puede flotar en gotas de aerosol, de menos de 5 micras de ancho, durante un máximo de 3 horas, y permanecer infeccioso.
Sin embargo, en su revisión, Fineberg y sus colegas de NAS señalaron otros estudios, incluido uno reciente realizado por Joshua Santarpia y colegas del Centro Médico de la Universidad de Nebraska.
El relevamiento destaca que se encontró evidencia generalizada de ARN viral en salas de aislamiento de pacientes tratados por COVID-19.
El trabajo detalla que el ARN viral apareció en superficies difíciles de alcanzar, así como en muestras de aire a más de 2 metros de los pacientes.
La presencia del ARN indica que el virus puede propagarse a través de aerosoles, concluyeron Santarpia y sus colegas, aunque no encontraron partículas virales infecciosas.
Por otro lado, el doctor Anthony Fauci, miembro de la fuerza de trabajo de coronavirus de la Casa Blanca, reconoció que “hacer que los estadounidenses se cubran el rostro en público o no es una ‘discusión muy activa’ entre el comité.
No obstante, Fauci subrayó que podrían ser protectores los barbijos y mascarillas y deslizó que ciertamente no harán daño, siempre y cuando los trabajadores médicos tengan suficientes.
La OMS explicó en reiteradas ocasiones que cuando no está indicada la utilización de mascarillas médica «surgen gastos innecesarios, se obliga a adquirir material y se crea una falsa sensación de seguridad que puede hacer que se descuiden otras medidas esenciales, como la higiene de las manos”.
Además, la entidad advirtió que si no se utiliza correctamente, la mascarilla no reduce el riesgo de transmisión.
Otras opiniones
La doctora Seon Kui Lee, directora de la División de Evaluación de Riesgos y Cooperación Internacional del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Corea del Sur (KCDC), brindó algunos consejos para contener la pandemia en base a la exitosa experiencia coreana.
«En cuanto al uso de mascarillas por parte del público, nosotros recomendamos que las usen solamente quienes tienen síntomas. Pero como el COVID-19 muestra muy pocos síntomas en muchos casos, también recomendamos su uso a quienes por su trabajo estén en contacto con mucha gente”, insistió en diálogo con la prensa durante una videoconferencia organizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Además, los expertos coincidieron que deberían cambiar los mensajes oficiales que desalientan el uso de las mascarillas, pese a considerar que probablemente sea modesto el impacto en la limitación del contagio.
“Es realmente una intervención de salud pública buena que no se ha usado”, argumentó K.K. Cheng, profesor de salud pública y atención primaria en la Universidad de Birmingham. “No es para protegerse a uno mismo. Es para proteger a la gente de las microgotas que salen del propio tracto respiratorio”, añadió.
Los especialistas insistieron que agregar esa medida al lavado de manos, la práctica de la distancia social y la permanencia en el hogar salvo para acciones esenciales podría sumar a la lucha contra la pandemia.
“Cuando la gente sale e interactúa, es probable que arrojen algo de saliva. No quiero causar temor, pero cuando la gente habla, respira y canta —no hace falta estornudar o toser— salen estas microgotas”, agregó Cheng.
En la Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación en Argentina sugirió “tomar dos metros de distancia” con las personas.
No obstante, la mayoría de los gobiernos latinoamericanos aún no estableció una medida precisa sobre la distancia a mantener.
En tanto, a los estadounidenses se les aconseja que se mantengan a más de dos metros de distancia el uno del otro.
Sin embargo, estudios de la Universidad de Nebraska y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) descubrieron que el virus puede viajar mucho más lejos.
Fuente: infotechnology.com/