A pesar de la pandemia la religión se mantiene fuerte en la provincia.
La imagen parece sacada de una serie, como muchas de las que vimos en los últimos tres meses. La realidad se parece cada vez más a una ficción absurda. Pero no importa si es verdad o mentira. No importa si hay zombis, infectados o extraterrestres. Hay algo que siempre va a decir presente, que se las rebuscará para sobrevivir como cucaracha en ataque nuclear. Especialmente en una tierra como Salta, donde la religión nunca parece derrotada.
La noticia más impactante de las últimas horas fue lo que ocurrió el domingo, cuando la Iglesia Catedral de los Milagros realizó una celebración evangelista que convocó a más de 200 vehículos en un descampado de la ciudad.
Se trató de una actividad inédita incluso para el país, ya que no trascendieron eventos similares en cuarentena. La «autoiglesia» tuvo durante una hora al pastor Juan Carlos Bazán hablando a través de una frecuencia de radio corta. Su voz fue acompañada por y juegos de luces de los fieles afines a la fe de Jair Bolsonaro y Alfredo Olmedo.
Pero los evangelistas no fueron los primeros en tomar la iniciativa durante la cuarentena salteña. Por supuesto, primero y más rápido estuvieron los principales cultores de la religión en nuestra provincia. En marzo, cuando el aislamiento social recién empezaba a insertarse en la vida cotidiana, el arzobispo Mario Cargnello ordenó sacar a la calle la imagen del Señor del Milagro.
Con la Catedral cerrada, los feligreses optaban por detenerse ante una imagen que no era la verdadera. Se trataba de una réplica. Luego, la Iglesia salteña comenzó a transmitir misas por redes sociales y mientras tanto presionó para obtener la apertura de los templos.
Quien no se iba a perder la oportunidad de seguir alimentando el mito era María Livia Galliano de Obeid, la cara visible de la Virgen del Cerro de Salta, un emprendimiento que cuenta con donaciones de terrenos turbias e involucra a empresas de turismo, permisos, sugestiones y conexiones con el poder. Un negocio que en las viejas épocas sin pandemia movía a 70 mil personas de todo el país por fin de semana.
María Livia invita de manera frecuente «a rezar y adorar juntos» a través de Facebook a la Virgen. De esa manera mantiene vivo un mito que mueve millones de pesos y montañas.