La novia de Fernando Sabag Montiel, acusado del atentado a la Vicepresidenta, fue detenida por la Policía Federal. Se llama Brenda Uliarte, tiene 23 años. Las pruebas que hacen sospechar que fue cómplice del hombre que gatilló en la cabeza de Cristina Kirchner.
La Policía Federal detuvo a Brenda Uliarte porque sospecha que está involucrada en el atentado a Cristina Kirchner. Es la novia de Fernando Sabag Montiel, el acusado de haber gatillado un arma a la cabeza de la Vicepresidenta.
Uliarte, de 23 años, fue detenida por oficiales del Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista en la estación Palermo del tren San Martín, por orden a la jueza María Eugenia Capuchetti, quien investiga el intento de magnicidio.
Tras detectar movimientos «sospechosos» por Barracas y Retiro, la policía la detuvo en Palermo este domingo al atardecer. Brenda Uliarte intentó zafar del cerrojo policial. Un dato llamó la atención: había cambiado su aspecto y estaba teñida de rubio.
Además, la magistrada determinó el secreto de sumario en la causa, tras conocerse que el celular del sospechoso fue formateado y reseteado a modo inicio de fábrica antes de que pudiera analizarse para extraer las conversaciones, los contactos y los archivos del acusado. Por esa razón, los peritos de la Policía Federal y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) declararon ante la jueza.
Según fuentes judiciales, la novia de Sabag Montiel estaba bajo seguimiento de los investigadores ya que una de las principales hipótesis es que el atacante tuvo al menos un cómplice. Además, se detectaron inconsistencias en su declaración oficial y sus dichos a los medios.
Aunque dijo que hacía al menos 48 horas que no veía a su pareja, el análisis de las cámaras de seguridad del día del ataque demuestran que estuvo con Sabag Montiel horas antes del atentado en cercanías de Recoleta, donde vive Cristina Kirchner.
Brenda Uliarte también aseguró que no sabía que su novio tenía un arma. Sin embargo, el allanamiento en la humilde casa que compartían en San Martín dio con 100 balas.
Otro dato encendió las alarmas de los investigadores: la «vendedora de copitos de azúcar», como se la conoce en redes sociales, presentó un DNI en sede judicial pero, en su casa, encontraron que tenía otro con diferente identidad.