Durante más de ocho décadas, esta fábrica no solo produjo margarina y aderezos, sino que también marcó generaciones con su presencia en los hogares y su inolvidable aporte a la cultura popular.
Con el cierre definitivo de la planta de Dánica en Lavallol, provincia de Buenos Aires, se apaga un capítulo emblemático de la industria alimenticia argentina. Durante más de ocho décadas, esta fábrica no solo produjo margarina y aderezos, sino que también marcó generaciones con su presencia en los hogares y su inolvidable aporte a la cultura popular.
Fundada en 1939 por un inmigrante danés, Dánica comenzó a producir margarina en la planta de Lavallol en 1940. La planta fue pionera en 1963 al lanzar la primera margarina vegetal en el mercado argentino bajo el nombre «Dánica». Desde entonces, se convirtió en sinónimo de tradición y confianza, un producto que no faltaba en la cocina de las familias argentinas.
El jingle que marcó una época
Más allá de sus productos, Dánica quedó grabada en la memoria colectiva gracias a su pegadizo jingle publicitario. El «Dánica Dorada, Dánica Dorada» resonó en los televisores y radios desde 1973, junto a la imagen de la niña saltando la cuerda. Aquella melodía simple y alegre trascendió generaciones, convirtiéndose en un clásico que aún hoy muchos recuerdan con cariño.
La dura realidad del cierre
En las últimas horas, la empresa confirmó el cierre definitivo de la planta de Lavallol, notificando a cerca de 150 trabajadores sobre sus despidos. Los telegramas enviados apelan al artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo, que permite una indemnización reducida del 50% debido a la «gravísima situación económica». Este desenlace fue precedido por meses de suspensión de actividades, adelantos de vacaciones y ofertas de retiros voluntarios.
Entre las razones del cierre, la empresa señaló los elevados costos laborales y logísticos, además de una marcada caída en las ventas, agravada por la recesión económica. La producción de Dánica será tercerizada y trasladada al interior del país.
Un legado que perdura
El cierre de la planta no significa el fin de la marca. Dánica continuará operando en el Parque Industrial Ferreyra, en Córdoba, donde produce aderezos bajo la gestión del Grupo Beltrán, que adquirió la compañía en 2019. Sin embargo, para muchos, este cierre simboliza una pérdida irreparable.
El adén nostálgico de una marca querida
Dánica fue más que un producto. Era la mermelada en el pan del desayuno, la elección para cocinar en las fiestas, y el recuerdo de una melodía tarareada en familia. La niña con la cuerda quedó grabada en los corazones de miles de argentinos que crecieron asociando la marca con momentos felices.
Hoy, mientras la histórica planta de Lavallol cierra sus puertas, queda una sensación de nostalgia por lo que alguna vez representó. Dánica no solo fue parte de nuestras mesas; también fue parte de nuestra historia gastronómica.