El remisero los llevó a su casa, les dió agua y los alimentó con carne, y difundió un video pidiendo ayuda. En la medianoche del sábado los entregó a la Policía Rural Ambiental de la ciudad de Tartagal.
Un trabajador del remís de General Mosconi, en el departamento San Martín, vivió el sábado un día para la historia familiar. En la ruta nacional 34, poco después de las 9, cuando regresaba de hacer un viaje a Coronel Cornejo, encontró en medio de la ruta a una pareja de gatitos onza u ocelotes.
El hombre los llevó a su casa, les dió agua y los alimentó con carne, y difundió un video pidiendo ayuda. En la medianoche del sábado los entregó a la Policía Rural Ambiental de la ciudad de Tartagal. «Soy muy respetuoso de la Madre Tierra y para mí el 1 de agosto (día en que las culturas andinas celebran a la Pachamama) encontrarme con estos hermosos ejemplares, lo primero que dije es un regalo de la Madre Tierra y lo voy a aceptar, lo voy a recibir, voy a tratar de que esto tenga un buen fin para estos ejemplares de gatitos», contó Sergio Andrade.
«Veo un bultito en plena cinta asfáltica y los esquivé a los bichitos, cuando pasé, ví que (el bultito) se movía un poquito y volví», relató. Andrade dijo que no pudo ver a la madre en las cercanías, detalló que su impresión fue que habían perdido a su madre, porque estaban «muy hambrientos». Describió que la hembra «tenía agrietada la colita, no sé si se quemó o si se escapó de alguna trampa, algo por el estilo». Dijo que en la parte en la que los gatitos salieron a la ruta estaba todo quemado por un incendio.
«Ha sido un regalo que la naturaleza me hizo a mí. Yo no puedo quedármelos porque primero, es un delito; segundo, no están para estar en cautiverio esos animales y tercero, esos animales están en peligro de extinción», sostuvo para explicar su acción. Contó que una vez que subió un video en su perfil de facebook recibió tantas llamadas y mensajes que a las 13 tuvo que dejar de trabajar.
Entre tantas llamadas, recibió una de la Policía Rural, otra de Gendarmería, otras de personas que pretendían ser de una red protectora de estos animales, y otras ofreciendo comprar los gatitos. Andrade dijo que recibió una oferta de $60 mil. «Soy un remisero que vivo al día, soy chofer, no soy propietario, y yo amo a los animales y respeto mucho a la naturaleza», insistió sobre sus motivos para entregarlos a las autoridades. Asimismo, dijo que hoy se comunicará con la Policía Rural «porque quiero hacer el seguimiento, y hasta el día esos animales vuelvan a ser entregados a su hábitat natural», dado que se siente responsable por la suerte de los gatitos «desde el primer momento en que me volví a levantarlos».
Andrade aseguró que cada vez más animales salen a las zonas urbanas espantados por los desmontes y las quemazones. «Esto ocurre acá en (el departamento) San Martín, en Mosconi, en Tartagal, porque acá hay una deforestación abismal de los bosques», sostuvo. «Acá en Campamento Vespucio diariamente cinco camiones vienen cargados de rollos y pasan por los controles y nadie les dice nada», lamentó. Dijo que por esto los animales salen a las zonas urbanizadas y sufren distintas agresiones, a veces los matan con los vehículos cuando intentan cruzar las rutas, otros son rescatados por personas para venderlos o que los matan para consumir su carne o vender sus pieles.
«Acá tenemos los tucanes que ya prácticamente son como las palomas en (la ciudad de) Salta, están acá en pleno centro de Mosconi«, sostuvo.
Una especie vulnerable
En la categorización 2019 de los mamíferos de Argentina según su riesgo de extinción, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos, incluyeron al gato onza o ocelote (leopardus pardalis) en la categoría «vulnerable» dentro de la lista roja de mamíferos del país.
Al gato onza también se lo suele llamar jaguarcito o, en guaraní, yaguarete’i (yaguareté pequeño). Es de tamaño mediano, pudiendo alcanzar entre 70 y 90 centímetros de largo con la cabeza y el cuerpo.
El hábitat del gato onza es desde el sur de Estados Unidos hasta Paraguay y el norte de Argentina, donde se lo encuentra en Misiones, el norte de Santa Fe, el Chaco, Formosa, la franja central de Salta y Tucumán, el sudeste de Jujuy, y se cree que también habita en parte del territorio de Santiago del Estero. Antiguamente pudo haber habitado hasta el sur de Entre Ríos. Y en Corrientes se extendía en el norte de la provincia, pero hoy se lo considera desaparecido de esta región, debido a la caza por su vistosa piel.
Según el Sistema de Información de Biodiversidad de la Administración de Parques Nacionales, el ocelote es un animal solitario durante la mayor parte del año, formando parejas estables durante el período reproductivo. Es mayormente nocturno, se mueve con frecuencia durante la mañana y las últimas horas de la tarde, y recorre entre 1 y 8 kilómetros. Se alimenta de aves y pequeños mamíferos, también reptiles y anfibios, y habita en cuevas y huecos de árboles. Tiene dos a tres crías por año, una camada por año.