Los consejeros de los gobiernos de Rusia y Ucrania se reunirán hoy 26 de enero en París en un intento por lograr una solución a la tensión militar en sus fronteras. Francia y Alemania median en el encuentro a cuatro bandas a fin de evitar un conflicto que amenaza a toda la Unión Europea.
París es el escenario de la reunión a cuatro bandas en la que participan los gobiernos de Francia, Alemania, Rusia y Ucrania. Las partes involucradas intentan evitar una escalada mayor de las tensiones en medio del amplio despliegue de tropas rusas y de la OTAN, en el mar Báltico y en Europa del Este.
Al llegar a la capital francesa para las discusiones, Andriy Yermak, jefe de gabinete del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, señaló que su Gobierno considera las conversaciones como una «fuerte señal» de que podría haber una solución pacífica.
“Finalmente logramos desbloquear el formato y es una fuerte señal de preparación para un acuerdo pacífico. Hay esperanza de un diálogo constructivo en interés por parte de Ucrania”, publicó a través de su cuenta de Twitter cuando se disponía a iniciar el encuentro.
El Gobierno francés, por su parte considera poder lograr algún progreso que impulse esfuerzos más amplios para reducir las tensiones.
Un funcionario de la Presidencia subrayó que uno de los objetivos es fijar una fecha para las conversaciones sobre medidas humanitarias y liberaciones de prisioneros que luego conducirían a negociaciones sobre el futuro de la región de Donbass.
El Kremlin, ha aumentado su presencia militar de forma exponencial en el último año a lo largo de las fronteras con Ucrania, enfurecido por las intenciones claras de su antiguo aliado en la desaparecida Unión Soviética de unirse tanto a la Unión Europea como a la OTAN.
Moscú considera a la alianza militar cerca de sus fronteras como una amenaza inminente a su territorio, rechaza que pretenda invadir a su vecina nación y en cambio culpa a la OTAN de socavar la seguridad en la región.
En este sentido, la Administración de Putin insiste en una serie de demandas a Occidente que incluyen garantías de que Kiev nunca se uniría a la organización transatlántica y el repliegue de las tropas occidentales de Europa del Este, específicamente de Bulgaria y Rumania.
Por su parte, los aliados de Estados Unidos exigen a Rusia pruebas de que no planea invadir al territorio ucraniano.
Las conversaciones en París también se producen en momentos en que Occidente, liderado por Estados Unidos, amenaza con imponer sanciones tanto generalizadas a Rusia, como directas al presidente Vladimir Putin por los temores de una posible invasión a Ucrania.
Por su parte, el Gobierno ruso advirtió que imponer sanciones a su jefe de Estado personalmente no lo afectaría, pero sería políticamente destructivo.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, aseguró que los congresistas y senadores de EE. UU. que discuten las sanciones personales contra los principales líderes de Rusia ignoran el hecho de que legalmente ellos tienen prohibido poseer activos, propiedades y cuentas bancarias en el extranjero.
Las sanciones individuales contra Putin «no serían dolorosas, sino políticamente destructivas», enfatizó Peskov, quien ya señaló que, de proceder la medida, se romperían las relaciones diplomáticas entre las dos partes.
Joe Biden, afirmó ayer que las sanciones personales contra Putin, aunque son un paso inusual, podrían considerarse parte de una campaña concertada de Estados Unidos y sus aliados para convencer a Moscú de que cualquier nueva agresión contra Ucrania traería costos rápidos y masivos.
Pese a los esfuerzos por impulsar una salida diplomática a la crisis, Rusia realizó nuevos ejercicios militares en tierra y mar y trasladó más paracaidistas y aviones de combate a Belarús, al norte de Ucrania, en lo que asegura es la preparación de ejercicios conjuntos allí el próximo mes.
Ucrania acusa a Moscú de tratar de sembrar el pánico en la zona, mientras que el canciller ruso, Dmytro Kuleba, afirma que su país aún no ha reunido suficientes fuerzas para una ofensiva a gran escala, pero advirtió que eso no significa que no pueda hacerlo más adelante.
Casi ocho años después de que Rusia se apoderara de Crimea y respaldara a los combatientes separatistas en Donbass, los últimos movimientos militares se han convertido en el punto de tensión en la confrontación potencialmente más peligrosa desde la Guerra Fría.
No obstante, algunos mantienen la esperanza en la reunión en Francia que marca un renacimiento de las llamadas conversaciones de Normandía, celebradas por última vez en 2019.