«Te abrazo fuerte porque hoy mi marido me va a matar», le dijo Yamila García (39) a una vecina horas antes de ser asesinada por su pareja, identificada como José Antonio Cardozo (46), en su vivienda del barrio Jorge Newbery, una zona humilde de la mencionada ciudad del norte de la provincia de Buenos Aires.
La mujer que fue asesinada por su pareja el primer día del año en la ciudad bonaerense de Pergamino le había advertido ese mismo día a una vecina que su marido la iba a matar, según declararon testigos, luego de que el agresor intentara hacer pasar el hecho como un suicidio.
«Te abrazo fuerte porque hoy mi marido me va a matar», le dijo Yamila García (39) a una vecina horas antes de ser asesinada por su pareja, identificada como José Antonio Cardozo (46), en su vivienda del barrio Jorge Newbery, una zona humilde de la mencionada ciudad del norte de la provincia de Buenos Aires.
Las mismas fuentes dijeron que en el marco de la pesquisa se constató también por testimonios que el mismo día del femicidio, desde temprano, García había comenzado a ser golpeada por su pareja.
Femicidio en el primer día del año
El femicidio ocurrió el 1 de enero, cuando Cardozo llamó a una ambulancia del Sistema de Atención Médica de Emergencias para que asistieran a su esposa.
Los médicos que llegaron a la casa constataron la muerte de la mujer por asfixia mecánica, por lo que de inmediato dieron aviso a la policía.
Al enterarse del fallecimiento de García, vecinos y allegados se concentraron en la vivienda y denunciaron ante los investigadores que Cardozo «la golpeó durante todo el día» y que intentó hacer pasar el femicidio como un suicidio.
La causa recayó en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 6 de Pergamino, subrogada por el fiscal Horacio Oldani, quien comenzó a investigar el hecho y dispuso diversas pericias y la obtención de testimonios.
Fue así que determinó que Cardozo simuló el suicidio de su mujer, quien en realidad había sido ahorcada.
Una pena de prisión perpetua
El hombre fue detenido acusado del delito de «homicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género», que prevé una pena de prisión perpetua.
García, que se dedicaba a cocinar en un comedor llamado «Rincón Feliz», tenía una hija que al momento del hecho se encontraba en la casa de un familiar de Cardozo.
Los allegados a la víctima contaron que la mujer había denunciado varias veces a su pareja por violencia de género y que en más de una oportunidad se había ido a vivir a la casa de familias y amigas, aunque luego regresaba a su casa. Al momento de ser asesinada, ambos estaban conviviendo.
«Le tenía terror. Ya lo había denunciado unos meses antes. En ese entonces se había ido a vivir con una amiga, pero el hombre la convencía y volvían a estar juntos. Tenían una relación enfermiza», describió un investigador.