Las principales economías del mundo están llevando a cabo esfuerzos impensados en su lucha contra la crisis económica desencadenada por la pandemia del coronavirus.
En apenas unos meses, millones de personas han perdido sus trabajos. En las últimas semanas, para paliar este tipo de problemas, se han venido anunciando diferentes paquetes de medidas económicas destinadas a inyectar capital en unas economías que arrastran una grave anemia luego del parate forzoso de los últimos meses. Estados Unidos y la Unión Europea lideran estos esfuerzos económicos, tal y como vamos a ver a continuación.
Estados Unidos y su propio Plan Marshall
Ante el anuncio de la Reserva Federal de inyectar de la friolera de 2,2 billones de dólares en la economía estadounidense, la cotización del índice Nasdaq ha respondido positivamente. Atrás quedó el mal sueño del crac brutal sufrido por los índices bursátiles estadounidenses el pasado mes de marzo. Hasta tal punto es el optimismo, que se han superado los máximos históricos en las cotizaciones.
La pregunta del millón ahora es la siguiente: ¿han tocado techo estos mercados hipervitaminados o todavía ofrecen más margen de crecimiento?
La Unión Europea y el paquete de ayuda para sus miembros
La Unión Europea, por su parte, ha aprobado otro ambicioso plan para impulsar de nuevo la economía de la eurozona. El mismo cuenta con 750.000 millones de euros de fondos y se trata de un acuerdo único en la historia del continente, tanto a nivel político como económico, para poner en marcha el motor de algunas de las economías más importantes del planeta, como la alemana.
El mismo prioriza la fiscalización de las partidas: los países beneficiarios deberán presentar planes sobre en qué van a invertir el dinero, con el fin de que se emplee de la manera más eficaz posible.
España logró una importante tajada en dicho acuerdo
El gobierno central ha conseguido que 140.000 millones de euros vayan a parar a las arcas españolas. Y de esa cifra, 72.700 millones serán en ayudas directas. Se espera así dar un importante balón de oxígeno a sectores tan afectados por el coronavirus como el de la hostelería o el del turismo. La suma finalmente conseguida por España ha sido idéntica prácticamente a la que se había propuesto en la fase de borrador durante las negociaciones, por lo que constituye una buena noticia para las finanzas españolas.
En conclusión, las economías más desarrolladas del mundo han decidido apostar por una política financiera expansionista orientada a reactivar un consumo y una actividad comercial que se encuentran prácticamente a niveles mínimos en la historia reciente. Si esta inyección de capital sin precedentes funcionará o si generará problemas como la temible hiperfinflación está todavía por ver. Los próximos meses nos proporcionarán más datos para responder a estas dudas, ya que nos encontramos ante un desafío extraordinario.