El avión privado, Piper PA-46 Malibu, en el que viajaban el jugador argentino de 28 años y el piloto David Ibbotson se accidentó en el Canal de la Mancha, el 21 de enero de 2019 y no hubo sobrevivientes.
Un hombre sospechoso de organizar el vuelo en el que murió el futbolista argentino Emiliano Sala en 2019, tras la caída del avión en el Canal de la Mancha, será juzgado este lunes en un tribunal de Cardiff, en Gales, Reino Unido.
David Henderson, de 66 años, está acusado de actuar de manera «imprudente o negligente» poniendo en peligro la vida de Sala por las condiciones del vuelo que organizó.
En la víspera de la primera vista, el acusado se declaró culpable de uno de los dos cargos que se le imputan: «intentar dar de alta a un pasajero sin permiso o autorización válidos», señala un despacho de la agencia de noticias AFP.
El avión privado en el que viajaban el jugador argentino de 28 años y el piloto David Ibbotson se accidentó en el Canal de la Mancha, el 21 de enero de 2019.
El exatacante del Nantes francés había sido transferido al Cardiff City por 17 millones de euros (20,4 millones de dólares).
Así quedó el avión que trasladaba a Emiliano Sala.
El cuerpo del jugador, cuya muerte conmocionó al mundo del fútbol, fue localizado en la carcasa del avión más de dos semanas después del accidente, a 67 metros de profundidad. Los restos del piloto de 59 años nunca fueron hallados.
En el informe final, publicado en marzo de 2020, la oficina británica de investigaciones de accidentes aéreos (AAIB) determinó que el conductor de la aeronave perdió el control por una maniobra efectuada a una velocidad muy elevada, «probablemente» para evitar el mal tiempo.
El avión, un Piper PA-46 Malibu, se habría dañado en esa maniobra, y los investigadores creen que el piloto «probablemente» se intoxicó con monóxido de carbono del sistema de escape del motor.
Los investigadores también subrayaron que el vuelo no se realizó conforme las reglas aplicadas a vuelos comerciales. El piloto navegó de noche, en condiciones meteorológicas difíciles y no tenía licencia para pilotar ese tipo de avión o para volar de noche.
El avión llevaba una velocidad de 435 km/h al hacer impacto con el agua, según la AAIB, que descartó cualquier posibilidad de sobrevivir.