Nacido un 30 de octubre de 1960 en Lanús, aquel bebé del barrio Fiorito alcanzaría una trascendencia que iba mucho más allá de la pelota.
Maradona se destacó tanto en clubes como en la Selección Argentina, logrando hazañas inolvidables, como la conquista del Mundial Sub-20 en Japón 1979 y, sobre todo, el Mundial de México 1986, donde sus goles a Inglaterra – la famosa “Mano de Dios” y el que es considerado el mejor gol de la historia de los Mundiales – llevaron a Argentina a su segunda Copa del Mundo.
En total, disputó 21 partidos en Mundiales, anotando ocho goles, repartiendo ocho asistencias y capitaneando al equipo en 16 encuentros.
Pero Maradona trascendió la cancha: se convirtió en un ícono popular. Especialistas consultados por la Agencia EFE destacan que “Maradona no tiene una cara, tiene mil caras” y que, como figura social, “le dio esperanza a millones de personas”. Su capacidad de generar pasión y admiración hizo que millones de argentinos lo vieran no solo como un jugador, sino como el argentino más importante de todos los tiempos.
A lo largo de su vida, Maradona dejó frases memorables, jugadas mágicas y un legado que continúa inspirando a nuevas generaciones, convirtiéndose en un símbolo más allá del deporte, y un ídolo imborrable en la memoria de Argentina y el mundo.
 
 
		 
