Hoy continuaron las evacuaciones de refugiados y extranjeros de Afganistán, a pesar de las dificultades como los controles de los talibanes y los problemas burocráticos. Mientras tanto, EE. UU. lanza operativos de evacuación a contrarreloj para sacar a todos los estadounidenses del país antes del 31 de agosto, los extremistas rastrean a posibles colaboradores de las fuerzas extranjeras con visitas «puerta a puerta».
Luego de una jornada en la que se denunciaron obstáculos para acceder al aeropuerto de Kabul, hoy, los equipos de evacuación reanudaron sus operativos. En varios aviones con banderas estadounidenses, alemanas y españolas se pretende sacar a los afganos y extranjeros en situación de vulnerabilidad del país asiático que cayó en manos de los talibanes.
Es especialmente apremiante para Estados Unidos sacar a todos sus ciudadanos y colaboradores antes del 31 de agosto, fecha en la que sus tropas deben abandonar el país tras el acuerdo de la Administración Trump con los talibanes en 2020.
Es por ello que, el Ejecutivo de Joe Biden redobló sus esfuerzos para agilizar las evacuaciones desde Kabul en los últimos días, no sin dificultades como las trabas burocráticas y los continuos controles de los talibanes para llegar al aeropuerto de Hamid Karzai.
El acceso al aeródromo, cuyo funcionamiento es controlado por las fuerzas estadounidenses, está custodiado por la milicia fundamentalista, que ya ha hecho uso de la fuerza para impedir la entrada de afganos que buscan ser evacuados.
A pesar de eso, durante la jornada de ayer las tropas y los equipos estadounidenses desplegados en Kabul lograron trasladar a 3.000 personas, con un total de 9.000 evacuados a Estados Unidos desde el domingo.
«Entre los evacuados adicionales se encuentran familiares de ciudadanos estadounidenses, solicitantes de visados especiales para inmigrantes y sus familias, y afganos vulnerables», detalló un funcionario de la Casa Blanca.
El portavoz del Pentágono, John Kirby, dijo en una rueda de prensa que el problema para acoger a las entre 5.000 y 9.000 personas que se pueden trasladar por día desde Afganistán a Estados Unidos es la dificultad para acceder al aeropuerto por la presencia de los talibanes y no la falta de aeronaves. Los extremistas tienen el control del acceso principal a Hamid Karzai, pero se han abierto entradas secundarias para facilitar el flujo de personas.
El funcionario señaló también que se había aumentado la incorporación de funcionarios consulares del Departamento de Estado para verificar la documentación de los estadounidenses y afganos que lograron llegar al aeropuerto. A pesar de los avances registrados, son escasas las esperanzas de que EE. UU. consiga sacar a todo su personal antes del 31 de agosto.
Fuentes del gobierno de los Estados Unidos descartaron la posibilidad de que tropas salieran a recoger a las personas a sus casas y las escoltaran hasta el aeropuerto en Kabul.
Por su parte, Alemania mandó dos helicópteros H-145 M a la capital de Afganistán para realizar evacuaciones que llegarán a más tardar el sábado por la mañana para comenzar a operar lo antes posible.
Esta decisión de última hora fue tomada luego de conocerse que un ciudadano alemán había recibido heridas de bala mientras intentaba llegar al aeropuerto, desatando las alarmas sobre la situación de peligro de los extranjeros en Kabul. La vida de la víctima no corre peligro y está pendiente de ser evacuada.
Hasta el momento, el Ejército alemán había lanzado 11 vuelos de evacuación desde la toma de Kabul por los talibanes el domingo, y tiene previsto realizar más en los próximos días. El Gobierno de Merkel se ha comprometido a evacuar a todos los alemanes del país y a sus colaboradores afganos.
Otras naciones también están aumentando sus esfuerzos en las evacuaciones. España ya ha transportado a más de 110 personas y Australia a más de 160 hasta el momento.
La incertidumbre sobre la cantidad de ciudadanos extranjeros que quedan en Afganistán es total, como así también la cantidad de afganos que necesitan ser evacuados. Una situación que ha aumentado el caos en el aeropuerto, donde los ciudadanos se montan en los aviones de evacuación de forma totalmente aleatoria.
La presión ejercida sobre los detractores del Gobierno Talibán es cada vez más notoria. A pesar de que los fundamentalistas se han querido mostrar más moderados en lo que respecta a los derechos de las mujeres -violados repetidamente durante su anterior gobierno de 1996 a 2001- y a la libertad de expresión, los opositores vuelven a ser un blanco del grupo armado.
Para los opositores de los talibanes que no se entregaron, el castigo llegó hasta sus puertas.
Los combatientes talibanes realizaron visitas puerta a puerta selectivas a personas que trabajaban con las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN, según señala un documento redactado por consultores de Naciones Unidas y difundido por varios medios de comunicación.
«Están apuntando a las familias de aquellos que se niegan a entregarse y persiguiendo y castigando a sus familias según la ley sharia», dijo Christian Nellemann, director ejecutivo del Norwegian Center for Global Analyses, a la agencia AFP.
Esta acusación es negada rotundamente por los Talibanes. Estos aseguran que sus combatientes no atacaron a civiles afganos desde el domingo y afirmaron que emitieron órdenes que prohíben a sus hombres entrar en domicilios particulares.