El dueño del hospedaje, hoy prófugo, la sometía porque la víctima no le podía pagar la estadía. La encerraron bajo llave y hasta el padre de 77 años del abusador ingresaba para tocarla.
Una mujer de 58 años denunció haber sido secuestrada, golpeada y abusada sexualmente durante siete días por el propietario de un hotel de la localidad misionera de San Vicente, que la sometía porque la víctima no le podía pagar la estadía, informaron fuentes policiales.
Los voceros confirmaron a Télam que la víctima, de quien se preserva su identidad, denunció el hecho en la Comisaría de la Mujer de esa localidad, a unos 250 kilómetros al noreste de Posadas, y la Justicia ordenó la captura del dueño del hotel, identificado como Leopoldo D.S. (44), alias «Paysa», e imputó también a su padre, Ananías D.S. (77).
La mujer, que reside en la localidad bonaerense de Merlo, señaló a los investigadores que había llegado a Misiones en octubre del año pasado para asistir a su madre, que padecía una enfermedad terminal.
Sin poder volver a su casa, se alojó en un hospedaje ubicado frente a la terminal de ómnibus y pagó por los tres primeros días.
Como luego se quedó sin dinero, le ofreció unas joyas a los dueños del hotel para pagar su estadía y hasta tanto se normalizara el transporte de pasajeros, interrumpido debido a la cuarentena.
Su voz, su calvario
«Mi mamá falleció el 16 de marzo y el 19 tenía previsto volver a Buenos Aires, pero al llegar a la terminal me informaron que no había colectivos y me tuve que quedar. Me alojé en un hospedaje frente a la terminal y empezó mi pesadilla», dijo al Territorio de Misiones.
Contó que es viuda, tiene un hijo y reside en la localidad de Merlo, Buenos Aires, donde trabaja como asistente terapéutica.
En octubre viajó a Misiones para asistir a su madre que padecía una enfermedad terminal y se quedó con ella hasta su fallecimiento, el 16 de marzo.
Tras la inhumación regresó a la chacra un par de días con la intención de viajar el 19.
«Pero como no pude volver a Buenos Aires, un remisero me recomendó un hospedaje (sobre calle Balbín). Me presenté, pagué tres días y los primeros dos días iba todo bien. En el medio volví a preguntar si podía viajar y me dijeron que todo el país estaba parado por la cuarentena. Ya tenía poca plata y le ofrecí al dueño algunas alhajas que heredé de mi mamá, y primero me dijo que sí, que estaba todo bien», detalló.
Ese mismo día el propietario la cambió de habitación. La ubicó en la parte de arriba, en un cuarto al fondo de un pasillo, que tenía una reja intermedia con candado. Al respecto, la presunta víctima aseguró que «el dueño me encerró ahí y no me dejaba salir. Me sacó el celular y la computadora. Una vez por día me llevaba un plato con comida y me decía que se iba a cobrar la estadía. Me violaba todos los días, me golpeaba y me decía que me iba a soltar cuando quiera. Un día lo llevó al papá, un viejito, y él también me manoseó».
Según su denuncia, el domingo 29 de marzo el dueño del albergue la sometió por última vez. Hacía varios días que no le daban de comer y se encontraba muy débil, por lo que temió lo peor. «Estaba muy mal, muy dolorida y débil. Por eso pensé que tenía que escapar enseguida o mi vida se terminaba ahí. La puerta no tenía cerradura, solo una traba por afuera. Hice mucha fuerza y pude salir. Justo estaba solo el viejito, gracias a Dios, y no me atajó». «Me hicieron todos los estudios y después amplié la denuncia. No sé qué va a pasar con ellos. Solo sé que lo que me hicieron no tiene nombre, pero van a tener que responder ante Dios».
Fuente: El Tribuno