El crimen de la docente, ocurrido el 28 de abril de 2020 en su vivienda de Villa Mitre fue elevado a juicio, la fecha de las audiencias aún no está establecida. Nueve personas irán al banquillo de los acusados.
El crimen de la docente Rosa Sulca, ocurrido el 28 de abril de 2020 en su vivienda de Villa Mitre fue elevado a juicio, aunque la fecha de las audiencias aún no está establecida. El requerimiento lo hizo la fiscal Ana Inés Salinas Odorisio.
El espantoso asesinato produjo un antes y después en cuanto al tratamiento de los llamados de emergencia de las mujeres al 911, ya que desinteligencias o negligencias producidas aquella noche provocaron la imputación a ocho personas que no evitaron una muerte anunciada.
Sin embargo, la acusación fiscal quedó centrada sobre una menor de edad, quien asumió la responsabilidad de un crimen que a la luz del sano juicio tiene complicidades que no se estarían considerando.
La fiscal Ana Inés Salinas Odorisio requirió ayer el juicio para una menor de edad, imputada como autora del delito de homicidio de la docente Rosa del Milagro Sulca.
La investigación indica que la adolescente habría apuñalado a la mujer con la finalidad de apoderarse de elementos de valor que había en la morada de su víctima. Los datos también indican que ya habría intentado robarle en otras ocasiones.
Los investigadores creen que la agresora habría causado la muerte para ocultar el robo y garantizar su propia impunidad.
Para Martín Oscar Laime, «Loro», se requirió juicio como autor del delito de encubrimiento agravado, ya que está probado que momentos después que la menor consumara el homicidio se reunió con ella en las inmediaciones, la vio con las prendas de vestir ensangrentadas y lesionada y le prestó un abrigo.
Ambos permanecieron juntos hasta el día siguiente y existen registros fílmicos y testimonios que los ubican en la vereda de la casa de la víctima horas más tarde.
Asimismo, la fiscalía solicitó el sobreseimiento de Pablo Exequiel Verón como autor del delito de homicidio calificado por alevosía, criminis causa y femicidio, ya que del desarrollo de la investigación, y particularmente de la reconstrucción del crimen, no se advierte indicio probatorio alguno que permita aseverar que el acusado haya participado en la comisión del hecho investigado.
Funcionarios
Para los supervisores de las demandas ciudadanas de la línea policial de emergencias Marcelo Tintilay Cordeyro y Gabriela Moyano se requirió juicio como autores del delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público, ya que incumplieron con su responsabilidad de controlar las llamadas que ingresan al 911 y disponer las medidas necesarias para verificar que el incidente sea catalogado correctamente y que se asignen los recursos necesarios para asistir en la emergencia .
Para los miembros del Centro de Coordinación Operativa de la Policía de Salta, Héctor Roberto Herrera, Gustavo González, Domingo Normando Corbera, y los efectivos policiales Antonio Ezequiel Sanhueso y Juan Carlos Vizgarra, también se requirió juicio por el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público, ya que cada uno de ellos incumplió con la función asignada y se considera que la consecuencia fue la muerte evitable de Rosa del Milagro Sulca.
Por otra parte, la fiscal solicitó el sobreseimiento de los operarios de Demanda Ciudadana Pablo Ezequiel Bisón Enríquez y Héctor Fabián Tolaba, ya que de las tareas investigativas surge que ambos actuaron de acuerdo al protocolo de trabajo vigente en la fuerza de seguridad.
El audio de Rosa acusa en plural
Un audio del 911 dejó en evidencia la absoluta inacción oficial y policial. En una grabación que analizó la Justicia se escucha cuando la docente dice: “Por favor, ayuda 911, me están matando”. De la expresión de la maestra se puede deducir que había más de un atacante.
Rosa del Milagro Sulca fue ultimada de 17 puñalada el martes 28 de abril en el interior de su casa. a las 2.37 de la madrugada. La mujer llamó al 911 clamando por su vida.
“Por favor, ayuda 911 me están matando”, dice, mientras un funcionario le pregunta por el domicilio. “Amalia Aybar 1480, apúrese por favor, Villa Mitre”, responde. Llegó a dejar la dirección y luego se escucha un desgarrador grito. Segundos después irrumpe la voz de una joven: “Hola, disculpe es mi tía, ella toma pastillas”, dice la adolescente que luego confesó el crimen.
El audio es elocuente y da cuenta de cómo fueron los últimos minutos de vida para la víctima. La mujer ya había denunciado a terceras personas por temor a recibir algún tipo de represalias contra su vida.
Sin embargo, y a pesar de la elocuencia del audio que se conoció, solo una menor de edad enfrentará una posible condena por el crimen en sí y una segunda persona por encubrimiento.
Los demás que llegarán al banquillo de los acusados son empleados o funcionarios públicos que no supieron resolver una emergencia.
El horror del crimen tiene responsables que al parecer no estarán presentes en las audiencias.