Decenas de miles de personas se manifestaron en diferentes puntos del país vecino contra el presidente, por su política contra sobre la pandemia y su desidia sobre el coronavirus.
Ayer fue una jornada de masivas movilizaciones contra el Gobierno, decenas de miles de brasileños salieron a las calles en diversas ciudades del país en protesta contra la gestión del presidente Jair Bolsonaro, pidiendo que aumente las ayudas económicas, acelere la vacunación y que se le inicie un juicio político para destituirlo.
«Fuera Bolsonaro», «Bolsonaro genocida» y «Vacunas ya» fueron algunas de las consignas que se escuchaban y leían en las primeras marchas en Río de Janeiro, que es uno de los estados más golpeados por el coronavirus, y en la mayoría del país, incluida la capital Brasilia, según la agencia de noticias AFP.
Esta jornada de protestas que fuera convocada por los sindicatos, organizaciones de izquierda y movimientos sociales, se replicó en decenas de ciudades a lo largo y ancho del territorio a lo largo de todo el día. El arco opositor, incluido el Partido de los Trabajadores (PT), sumó su apoyo.
En cada protesta, los organizadores pidieron que todos usen tapabocas, respeten un distanciamiento mínimo y en algunos casos, como en Río, se vio a personas repartiendo alcohol para higienizarse y evitar contagios masivos.
En la ciudad de Recife, la capital de Pernambuco, la policía militar reprimió a los manifestantes lanzándoles gases lacrimógenos, provocando la temprana finalización de las movilizaciones .
Un video donde se muestra cómo una funcionaria electa del PT fue agredida por las fuerzas de seguridad con gas pimienta en la cara a muy corta distancia se viralizó y poco después el gobernador de Pernambuco, Paulo Camara anunció que separó de sus cargos al comandante y agentes involucrados hasta que se investigue si cometieron un crimen.
En otras ciudades, en tanto, la policía desplegó cientos de oficiales para seguir las movilizaciones de cerca, pero el clima fue tranquilo, con inflables gigantes con la cara del mandatario y un decorado de carteles muy variados.
En Río, Salvador y Brasilia, San Pablo, entre otras ciudades, los manifestantes pidieron acelerar la campaña de vacunación, volver a aprobar ayudas directas por la situación excepcional y revalorizar la educación y salud públicas.
En cada escena, las referencias a las denuncias que ha revelado la comisión del Senado que investiga la gestión de Bolsonaro eran claras.
En las últimas semanas se supo que el mandatario frenó el inicio de la vacunación masiva por su negativa a apoyar una vacuna china, aparentemente solo por su origen, y financió y priorizó la distribución de medicamentos no probados para el coronavirus en vez de ayudar con oxígeno medicinal o camas extras a los estados que se colapsaron en el último año y medio, una escena lamentablemente repetida varias veces en Brasil.
Las marchas de hoy también buscan ser una contracara a las de hace dos fines de semanas cuando miles de personas en varias ciudades del país marcharon convocados por el presidente para apoyar su rechazo a las cuarentenas y a su escepticismo frente a las medidas preventivas impulsadas por gobernadores, alcaldes y expertos científicos en Brasil y el mundo entero.
Bolsonaro decidió hacer esa convocatoria en medio de una lluvia de malas noticias: las constantes denuncias desde la comisión investigadora del Senado, la rehabilitación de los derechos políticos del expresidente y líder opositor Luiz Inácio Lula da Silva y su crecimiento cada vez mayor en las encuestas en paralelo a su caída constante, hasta un nivel histórico del 24%, según el último sondeo de Datafloha.
Este escenario no para de empeorar para Bolsonaro, especialmente de cara a las presidenciales del año próximo, ya que Lula sigue sumando aliados políticos y profundiza la polarización preelectoral, y referentes científicos del mundo público y privado de Brasil ya pronostican una posible tercera ola de contagios, que sin duda traerá nuevas restricciones y choques con gobernadores y alcaldes de todo el país.