Las dos organizaciones respaldaron la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca, sin embargo señalaron que seguirán investigando los efectos adversos, hecho que llevó a varios países de Europa a suspender su uso.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Europea del Medicamento (EMA) respaldaron nuevamente a la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca, aunque anunciaron que investigarán los efectos adversos que llevaron a varios países europeos a suspender su uso.
Estas entidades sanitarias intentan responder al interrogante planteado desde la semana pasada por Gobiernos y entes reguladores que informaron sobre casos de trombosis en personas inmunizadas y una docena de países, entre otros España, Alemania, Francia o Italia, decidieron paralizar temporalmente las inyecciones.
En declaraciones, la responsable científica de la OMS, Soumya Swaminathan expresó, «No queremos que la gente entre en pánico y, por el momento, recomendamos que los países sigan vacunando con AstraZeneca».
En el mismo sentido se pronunció la EMA que indicó que sigue firmemente convencida de que los beneficios del fármaco superan a los riesgos de efectos secundarios.
El ente regulador de la Unión Europea (UE) manifestó que por el momento no encontró indicios que demuestren que los casos de trombosis registrados estén relacionados con su administración.
Esto lo aseguró la directora gerente de la EMA, Emer Cooke, en una conferencia de prensa en la cual explicó que el organismo está evaluando en profundidad los casos detectados por los Estados miembros y también adelantó que hoyl jueves se conocerá la conclusión de una investigación sobre el tema.
Cooke señaló este lunes que miles de personas en toda la UE desarrollan trombosis cada año por una variedad de razones y que no hubo informes de aumento de coágulos de sangre en los estudios clínicos de la vacuna AstraZeneca.
De los aproximadamente 5 millones de residentes europeos que fueron inoculados con la inyección de AstraZeneca, unos 30 experimentaron «eventos tromboembólicos» (formación de coágulos en los vasos sanguíneos), subrayó.
La propia empresa defiende estas estadísticas: al día martes existen 37 informes de coágulos de sangre entre los más de 17 millones de personas que recibieron la vacuna en la UE y Gran Bretaña, dijo la compañía.
“Esto es mucho más bajo de lo que se esperaría que ocurriera naturalmente en una población general de este tamaño y es similar en otras vacunas Covid-19 autorizadas”, manifestó la empresa farmacéutica.
La puesta en duda de la vacuna AstraZeneca se vuelve más complicada para otros países que dependen en gran medida de la producción del laboratorio anglo sueco, más barato y más fácil de manejar que otros fármacos.
Hasta ahora, la vacuna desempeñó un papel crucial en la iniciativa mundial para garantizar que las vacunas lleguen a los países de menores ingresos conocidos como Covax.
La dificultad de la decisión fue clara en Tailandia, el primer país fuera de Europa en suspender temporalmente el uso de la vacuna, solo para retractarse este lunes, cuando su primer ministro recibió una dosis.
El último Gobierno en no aprobar su uso fue Venezuela, informó la vicepresidenta Delcy Rodríguez, que justificó la decisión en «las situaciones y las complicaciones que se presentaron a quienes fueron vacunados».
Por el contrario, el Gobierno y los científicos del Reino Unido defendieron la vacuna de Oxford, desarrollada por AstraZeneca, que ya se administra en la isla.
“Respetamos a otros países que están pasando por sus procesos, pero el mensaje es muy claro, esta vacuna es segura y la gente debe dársela”, indicó el ministro de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, en declaraciones a la emisora radial LBC.
«Los coágulos de sangre pueden ocurrir de forma natural y no son infrecuentes. Se administraron más de 11 millones de dosis de la vacuna de AstraZeneca en todo el Reino Unido, y la cantidad de coágulos de sangre notificados no es mayor que la cantidad que se habría producido de forma natural en la población vacunada», explicó por su parte Phil Bryan, director de vacunas del regulador de medicamentos del país (MHRA).
Otro gran respaldo provino del comité científico que asesora al Gobierno de Canadá en materia de inmunización, que no sólo apoyó al fármaco sino que amplió su uso en el país a las personas de 65 años y más.
Se trata de un cambio de rumbo del Comité Consultivo Nacional de Inmunización (CCNI) que, a principios de marzo pasado, había recomendado limitar la administración a las personas de 18 a 64 años.