“Teníamos una soga al cuello, una espada de Damocles, y ahora tenemos un camino que podemos recorrer”, aseguró el jefe de Estado en un mensaje desde la Quinta de Olivos.
El presidente Alberto Fernández anunció un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para refinanciar la deuda de US$ 44.000 millones.
En un breve mensaje grabado en la Quinta de Olivos, el jefe de Estado reconoció la situación crítica en la que se encontraba el país sin un entendimiento con el organismo multilateral de crédito y prometió que no habrá condicionamientos para la economía argentina. “Había un problema gravísimo y urgente y ahora tenemos una solución posible y razonable”, aseguró el Presidente.
Según aseguro Alberto Fernández, el programa acordado no le impone al país un ajuste drástico. “No restringe, no limita ni condiciona, los derechos de nuestros jubilados que recuperamos en el año 2020. No nos obliga a una reforma laboral. Promueve nuestra inversión en obra pública. No nos impone llegar a un déficit cero”, dijo el jefe de Estado en su mensaje.
En ese sentido, agregó: “No impacta en los servicios públicos, no relega nuestro gasto social y respeta nuestros planes de inversión en ciencia y tecnología. Además, vamos a poder acceder a nuevos financiamientos, precisamente, porque este acuerdo existe”.
El mandatario calificó el peso de la deuda como una soga al “cuello, una espada de Damocles” y aventuró que el acuerdo le permite al país fijar un camino de crecimiento.
“Había un problema gravísimo y urgente y ahora tenemos una solución posible y razonable. Es tiempo de unirnos en las soluciones y no de dividirnos en los problemas”, resaltó el titular del Poder Ejecutivo.
El discurso completo de Alberto Fernández
Buenos días. Quiero anunciarles que el Gobierno de la Argentina ha llegado a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Gobernar es un ejercicio de responsabilidad. Sufríamos un problema, y ahora tenemos una solución. Teníamos una soga al cuello, una espada de Damocles, y ahora tenemos un camino que podemos recorrer. Sin acuerdo, no teníamos un horizonte de futuro. Con este acuerdo, podemos ordenar el presente y construir un futuro. En comparación con otros anteriores que la Argentina firmó -y es bueno recordarlo- este acuerdo no contempla restricciones que posterguen nuestro desarrollo.
No restringe, no limita ni condiciona, los derechos de nuestros jubilados que recuperamos en el año 2020. No nos obliga a una reforma laboral. Promueve nuestra inversión en obra pública. No nos impone llegar a un déficit cero.
No impacta en los servicios públicos, no relega nuestro gasto social y respeta nuestros planes de inversión en ciencia y tecnología. Además, vamos a poder acceder a nuevos financiamientos, precisamente, porque este acuerdo existe. Este entendimiento prevé sostener la recuperación económica ya iniciada. Prevé que no habrá caída del gasto real y sí un aumento en la inversión de obra pública del Gobierno Nacional. Tampoco dispone saltos devaluatorios. Sin el acuerdo, las posibilidades comerciales económicas y de financiación que nuestra Nación necesita estarían seriamente limitadas. Este acuerdo no nos condiciona. Podremos actuar ejerciendo nuestra soberanía y llevar adelante nuestras políticas de crecimiento, desarrollo y justicia social. Es un acuerdo basado en la confianza del mundo en nuestras capacidades. Tenemos que crecer para poder pagar. De otro modo no era posible, y tampoco lo será. Teníamos una deuda impagable que nos dejaba sin presente ni futuro y ahora tenemos un acuerdo razonable que nos va a permitir crecer y cumplir con nuestras obligaciones a través de nuestro crecimiento.
Tengo fe en la Argentina.
Se que somos capaces de levantarnos y salir adelante. Confío en el dinamismo de nuestras empresas, la fortaleza de nuestra industria, el compromiso de quienes trabajan, la valía de nuestras científicas y científicos, el talento de nuestros emprendedores, la enorme capacidad de nuestras pymes y en los sueños de nuestros jóvenes.
Creo en la Argentina. Debemos crecer y debemos honrar nuestras obligaciones al mismo tiempo que hacemos una Argentina más justa, con más desarrollo, con mejor infraestructura. Seguiremos, también, la senda de ordenar las cuentas públicas sin condicionar nuestras políticas de justicia social.
Tengo confianza en la Argentina y en las líneas generales de este acuerdo que elevaré al Congreso de la Nación para su consideración. Necesitamos que apoyen este convenio y apelo así al compromiso nacional de todos y todas. Hay futuro porque estamos afianzando este presente. La historia juzgará quien hizo qué. Quién creo un problema y quién lo resolvió.
Los invito a mirar hacia adelante sin olvidar el pasado. Había un problema gravísimo y urgente y ahora tenemos una solución posible y razonable. Es tiempo de unirnos en las soluciones y no de dividirnos en los problemas. Confío en la Argentina, confío en los argentinos y argentinas.