Se trata de una colección de imágenes amateurs registradas por los fotógrafos Gabriel Patrono y Juan Faraone que realizaron en espacios culturales, auditorios, teatros y estadios en esa década.
Son fotos inéditas que rescatan la escena musical de Buenos Aires de la segunda mitad de los ’80 y principios de los ’90. Son fotos que no habrían sido de no ser por las ganas de dos adolescentes del conurbano de dejar registro de las coordenadas que habitaban cada vez con más pasión y tenerlas además como pasaporte a «amistades irrompibles».
Sandro.
«Prohibido ingresar con cámaras fotográficas» es el nombre de la muestra virtual que congrega el registro amateur que los fotógrafos Gabriel Patrono y Juan Faraone realizaron en espacios culturales, auditorios, teatros y estadios, cuando la democracia estaba en sus albores y era una promesa que ilusionaba y congregaba a miles de jóvenes tras una dictadura que los tuvo como blanco central.
Luis Robinson y Pappo.
Decenas de fotografías de referentes musicales como Mercedes Sosa, Sandro, Luis Alberto Spinetta, Leda Valladares, Miguel Abuelo, Pappo, Roberto Goyeneche, Patricia Sosa, Gustavo Cerati, Fito Páez, Charly García, entre otros, pueden ser visitadas en https://divagario.com/prohibido/ hasta el próximo 30 de junio.
Charly García.
«Con mi amigo Juan llegamos a ser fotógrafos de rock. Nos dedicamos a eso durante toda la década de los ochenta y nuestra adolescencia. Buscábamos un objetivo, un propósito. Queríamos sumar esperanza, ilusión, ganas, amistades irrompibles. Entramos en la fotografía apasionados por el hecho de dejar un documento, un punto de vista sobre la escena musical y social que habitábamos», cuenta Patrono.
Ceteleste Carballo.
«Empezamos a registrar -agrega-, con unas camaritas 110, que tenían los negativos bien chiquitos y que salían siempre todas oscuras, todo mal. Después, a través de una cámara de visor fijo que pudo traer el viejo de Juan desde Italia. Un mismo negativo se usaba muchas veces y se velaba, o las fotos salían mal impresas. Nos daba mucha frustración. Me acuerdo de la presentación que Charly hizo de Piano Bar en el Luna Park. Pudimos conseguir una sola foto, que quedó toda sobreimpresa, parecía un collage».
Fabiana Cantilo.
Tiempo más tarde, al aprendizaje se le sumó la chance de lograr cierto financiamiento para ir por más. «Durante la semana revelábamos las fotos y hacíamos copias para regalárselas a nuestros amigos, o intercambiar o vender a las salidas de los shows para, con esa plata, volver a invertirla en más rollos, negativos 35mm para poder volver a otros recitales al siguiente fin de semana y sacar más fotos», relata Patrono.
Pedro Aznar.
La muestra, de la que participa Giuliana Trucco (digitalización) y Lautaro Aledda, Juan Ignacio Sanchez, Manuel Perez Vizan (producción), pretende mostrar cómo la fotografía amateur se transformó para aquellos dos adolescentes en «una herramienta más para comprender y acompañar el cambio social y cultural profundo» de la época.