En un día de fiesta, desde temprano, el San Antonio de Padua se pintó de colores con las flores que ofrecían los vendedores a las personas que se acercaban para saludar a sus seres queridos.
Miles de salteños se acercaron ayer a los cementerios para visitar a sus padres.
En un día de fiesta, desde temprano, el San Antonio de Padua se pintó de colores con las flores que ofrecían los vendedores a las personas que se acercaban para saludar a sus seres queridos.
Hasta el mediodía, habían llegado 5 mil personas al cementerio y los trabajadores esperaban que hasta las 18.30 llegaran a ser entre 8 mil y 10 mil.
Estaban sorprendidos de que la gente llegara temprano porque, en los años anteriores, solían ir más por la tarde.
A las 11.30 se celebró la misa, algo que no sucedía desde antes de la pandemia para el Día del Padre.
Desde hace un mes, en el cementerio es todo preparación para esta fiesta y para la de San Antonio, que fue el 13 de junio último.
Las vendedoras de flores se abastecieron y ofrecían los ramos a precios bastante accesibles para los bolsillos de los salteños. Si bien vendían algo, observaban que las perjudicaba el hecho de que hubiera vendedores en la puerta que ofrecían productos más baratos.