La novela que protagonizaron Leo y el Barça duró díez días y mantuvo en vilo al mundo deportivo. La Pulga se queda para evitar una disputa judicial.
La continuidad de Lionel Messi en el Barcelona de España dio punto final a una novela de diez días que mantuvo en vilo al mundo, no solo futbolístico.
En realidad, hay que remontarse al 14 de agosto, cuando la paliza que le propinó el Bayern Munich (2-8) en los cuartos de final de la Liga de Campeones, el máximo objetivo deportivo, estalló la relación de Messi con la dirigencia del club, que ya venía golpeada desde meses atrás.
El delantero rosarino, de 33 años, arrastraba, más allá de los resultados deportivos que incluyeron perder LaLiga con el Real Madrid, diferencias con la directiva encabezada por el presidente Josep María Bartomeu, por fomentar campañas de desprestigio hacia algunos de sus futbolistas a través de las redes sociales.
Pero ésta fue la cronología de un conflicto que se resolvió, sin resolverse, y donde habrá que esperar para saber quién ganó y quién perdió:
14 de agosto: Barcelona pierde ante Bayern Munich 8-2 y Piqué, uno de los capitanes, dice que «el club necesita cambios de todo tip» y se ofrece a irse.
16 de agosto: El entrenador Enrique Setién deja su cargo, mientras Messi inicia sus vacaciones junto a su familia en los Pirineos catalanes.
20 de agosto: Tras el anuncio oficial de la llegada de Ronald Koeman como DT, Messi corta sus vacaciones, se reúne cara a cara con el holandés y la «Pulga» le dice que se veía «más afuera que adentro» de su proyecto.
24 de agosto: Koeman le comunica a algunos jugadores que no va a tenerlos en cuenta, entre ellos Iván Rakitic -se fue al Sevilla-, Arturo Vidal -iría al Inter de Italia- y, sobre todo, el delantero uruguayo Luis Suárez, el mejor amigo de la ‘Pulga‘.
25 de agosto: El día del quiebre. Messi envía un burofax al Barcelona para manifestar su voluntad de dejar el club, ejecutando la cláusula de salida unilateral que figuraba en su contrato desde 2017. El club la desconoce porque entiende que debería haberlo anunciado antes del 10 de junio.
27 de agosto: En medio de un sinfín de especulaciones sobre su futuro, Bartomeu le pasa la pelota a Messi al deslizar que estaría dispuesto a renunciar si Messi lo apunta públicamente como el responsable de su salida.
30 de agosto: Messi no se presenta a los testeos PCR (hisopados) obligatorios para iniciar la pretemporada con el Barcelona. Horas más tarde, La Liga de España informa que el argentino tenía una cláusula de rescisión vigente de 700 millones de euros, por lo que no le darían la baja federativa para irse a otro club, si no se abonaba antes esa suma.
2 de septiembre: Su padre y agente Jorge Messi llega a Barcelona y se reúne con Josep María Bartomeu, que le mantiene la postura inflexible del club, de no dejarlo salir en forma gratuita.
4 de septiembre: Jorge Messi le envía una carta a LaLiga en la que asegura que la cláusula de 700 millones de euros no existe y lo acusa de ‘parcial‘, justo antes de que Lionel haga pública su continuidad en Barcelona hasta que finalice su contrato en junio de 2021.