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Cultura

Lanzan una novela escrita por un hijo de desparacidos

En «Los Mundos que Perdimos», Manuel y Victoria son los personajes principales de esta historia publicada por la editorial Eme, en donde Juan Aiub, hijo de Beatriz y Carlos Aiub, ambos desaparecidos, se pregunta por la figura paterna y la complicidad civil de la represión militar.

Un hombre que busca saber quién fue su padre a partir de un manuscrito y una mujer obsesionada por reconstruir qué pasó con sus padres durante la última dictadura militar componen la trama de «Los mundos que perdimos», la primera novela de Juan Aiub, hijo de Beatriz y Carlos Aiub, ambos desaparecidos, quien asegura que «escribir es liberador» porque le permitió «poner en tensión esos mundos potenciales que pudimos haber tenido» de no padecer esos crímenes de lesa humanidad.

Manuel y Victoria son los personajes principales de esta historia publicada por la editorial Eme en donde las preguntas por la figura paterna, la complicidad civil de la represión militar y «lo que no pudo ser» son los dilemas que atraviesan a ambos protagonistas de esta primera novela de Aiub, un ingeniero químico y poeta que entre 2007 y 2015 codirigió la colección de poesía Los detectives salvajes (Editorial Libros de la Talita Dorada), donde publicó su poemario «Subcutáneo» (2012).

Manuel sabe que es adoptado. Se lo gritó un compañero en el colegio primario y finalmente se lo confirmó su padre adoptivo, Vicente Jerez, abogado, especialista en negocios inmobiliarios quien escribió una novela en 1985 que tuvo éxito y luego ya no escribió más. El hombre acaba de morir y cuando Manuel busca entre sus papeles para ordenar su sucesión encuentra un manuscrito que lo enfrenta al dilema de descubrir quién fue realmente ese hombre que lo crio.

Cuando Victoria tenía dos años un grupo militar secuestró a sus padres. Fue dejada en casa de un matrimonio con el argumento de «ya vendrán a buscarla», lo que finalmente hizo semanas más tarde uno de sus abuelos. Creció en un pueblo del interior hasta que marchó a la ciudad para estudiar y tratar de reconstruir qué pasó con sus padres.

A lo largo de 224 páginas la novela entrecruza los destinos de Victoria, quien reconoce que «la avidez de información alcanzó pronto el valor de la respiración» y de Manuel, que a partir de su pesquisa verá tambalear el «monumento» que era para todos la figura de Vicente Jerez. Estos dos personajes le permitieron a Aiub «liberarse y sacarse de adentro» su historia