El ministro de Salud bonaerense Daniel Gollan advirtió que podría haber marcha atrás en el desconfinamiento.
Es «muy difícil» el retorno de las clases presenciales antes de fin de año en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), evaluó el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan. El funcionario no descartó la posibilidad de una marcha atrás en el desconfinamiento por el nivel de casos positivos de covid-19 registrados. «Es probable que la decisión de endurecer la cuarentena pueda tomarse hacia el 2 de agosto», advirtió.
Cuando se implementa el aislamiento social, «el virus avanza más lentamente. Deseábamos que el endurecimiento de la cuarentena hubiese impactado en detener más el crecimiento de la curva, pero no ha sido así», añadió.
«En el AMBA está complicado» que los distritos que hoy están atravesando la fase 3 del aislamiento obligatorio retomen el ciclo lectivo presencial, añadió el ministro. Sin embargo, en el resto del territorio bonaerense hay distritos que «están elaborando los protocolos» para que, «con pocos chicos y no todos los días», vuelvan las actividades a las aulas de los establecimientos.
En cambio, en el Gran Buenos Aires «se va a tener que esperar mucho más», ahondó Gollan. El temor, detalló el ministro, es que en el distrito «pase lo que le pasó a Israel, donde bajaron los casos, liberaron las aulas universitarias, secundarias y primarias, la situación eclosionó y el segundo pico fue superior que el primero».
Por eso, «la vuelta masiva de cientos de miles de estudiantes es un tema que hay que analizarlo con mucho cuidado». «El virus va a intentar reproducirse siempre; lo único que uno puede hacer si no se tiene una vacuna, es cortar la progresión en los contactos para mitigar el nivel de contagios y que no sucedan todos juntos», dijo el ministro en entrevista con el diario platense El Día.
Gollan aseguró que el principal objetivo en la provincia «es no saturar el sistema sanitario y frenar la cantidad de contagios». Por eso, para implementar medidas las autoridades evalúan dos variables: «el porcentaje de gente que termina ocupando una terapia de los que se enferman y el número absoluto de camas que se van ocupando por día».
«Si vemos que se empieza a acelerar en forma preocupante la ocupación de camas de terapia, va a ser indicador para que tomemos una medida, pero no podemos esperar a que eso llegue al 90 por ciento, porque después hay un efecto inercial que dura un mes. Hay que cortar cuando se vea que estamos en un tope que estamos definiendo y que seguramente no va a ser superior al 75 por ciento«, consignó el ministro bonaerense. «Al día de hoy tenemos una semana para seguir de cerca esta evolución y cortar porque todavía estamos lejos del 75 por ciento de las camas ocupadas», subrayó.
«Antes del 30 (de julio) tendremos que hacer los números para ver qué hacemos después del 2 (de agosto) pero, como vemos que viene la cosa, pensamos que es muy probable que tengamos que dar marcha atrás», analizó.